Lope sobre ruedas. Teatro de la Comedia

Por Mencía Barroso Álvarez

Canta caldero canta, que cuando cantas me encanta esta es la cancioncilla que sales tatareando del Teatro de la Comedia de Madrid, cuando la obra de Lope sobre ruedas finaliza. Una obra cautivadora creada e interpretada por Georgina de Yedra, una brillante actriz con gran bagaje en teatro clásico la cual se ha sumado a esta aventura: acercar los autores clásicos a los niños, de una manera audaz, cuidada, creativa e inspiradora. Esta obra no solo te presenta las obras de Lope, si no también, datos sobre su vida y costumbres, además de mostrar a los niños lo divertidas que son las palabras y como jugar con ellas. 

Gisela Llimona, protagonista de esta obra, es una autentica fan de Lope de Vega, conoce todo de este poeta y dramaturgo, su color favorito, su fruta favorita, sus hobbies… La maravillosa Gisela nos cuenta todas las cosas que le hacen ser amiga de Lope, todas las cosas que les unen y que ella ha descubierto gracias a la lectura detenida de sus obras. Conoce tanto de él, que hasta se le aparece en sus sueños. En uno de ellos, le regaló un caldero, pero no uno de los calderos antiguos que se usaban para recoger agua, si no uno mágico que cuando Gisela le canta «canta caldero canta que cuando canta me encanta” el caldero le susurra al oído sobre el próximo cuento. 

Rueda que rueda Gisela Llimona por el escenario con su preciosa bicicleta verde oliva, inundándonos a todos de su admirable energía. La bicicleta de nuestra cuentacuentos, es preciosa, una bicicleta antigua con una cesta llena de objetos sorprendentes, que va sacando alegremente: flores, libros, el caldero, letras… además en la parte de atrás de esta gran bicicleta Gisela porta su pequeño teatro, llamado “kamishibai” (en japonés quiere decir “teatro de papel”, una forma de contar cuentos muy usual en Japón). A través del cual nos narra en verso y prosa dos obras de este poeta “la dama boba”, una comedia salerosa sobre dos hermanas muy guapas Finea y Nise las cuales reflejan la sociedad de su época, entonces usan su ingenio y picardía a la hora de ser casada.

La otra obra es “gatomaquia” un poema épico burlesco de Lope de Vega, el cual nuestro cuentacuentos representa a través de preciosas viñetas. Este chispeante poema recitado en verso no deja a ningún pequeño espectador indiferente.  La bella felina Zapaquilda es amada por un gato algo destartalado, llamado Marramaquiz, el cual porta en el sobrero, nada más y nada menos, que media naranja. Por otro lado, tenemos a Micifuf, un ilustre felino con su elegante sombrero con una larga pluma. Zapaquilda  que se encuentra atrapada en el encendimiento de estos dos gatitos.

La forma de contar estas dos pintorescas historias es brillante, no solo por la excepcional actuación de nuestra querida Gisela, si no por la mezcla entre “poesía virtual”, como ella misma menciona en una entrevista, y su forma de introducir el verso y la rima a nuestros pequeños espectadores, que contagiados de la emoción jugaban con las palabras como Lope y se animaban a hacer rimas. La participación del público fue esencial, los niños no paraban de levantar sus manos, los adultos de reírse y las palabras jugaban en la mente de todos los allí presentes, sintiéndonos coprotagonista de la representación. A lo largo de los 60 minutos que dura Lope de Vega sobre ruedas sientes que vas conociendo y entendiendo más a este excepcional autor, mostrándonos que no hay que tener miedo a leer las obras de los grandes escritores antiguos, ya que están al alcance de todos, incluso de los más pequeños de la casa.

Una apuesta difícil, pero muy lograda, un gran `primer acercamiento de los niños a Lope de Vega y sus intrépidas historietas, además a través de una puesta en escena limpia, sencilla y cuidada. Considero que el propósito está conseguido, recomiendo esta obra para todos los pequeños espectadores a partir de los cinco años, esta obra no deja indiferente a nadie y el gusto con el que se desarrolla, la puesta en escena y la magia del cuentacuentos consigue que cada pequeño espectador, allí presente, se llevara una semillita de Lope en el bolsillo.

                                                                                                                                                              Por Mencía Barroso