Por Bruno García Tardón

Fue pisar el teatro Tyl Tyl y ya intuía que algo bonito iba a suceder. Esta frase, querido lector o lectora, puede que ya te anticipe lo que podrás leer después, de forma análoga a lo que a mí me sucedió cuando recogí mis entradas y esperaba a que abriese la sala. El decorado del techo, la atención de las personas que nos recibían junto con el trato hacia los pequeños espectadores (tres en mi caso), las medidas de seguridad… Todo hacía presagiar que disfrutaríamos durante los minutos posteriores… ¡Y así fue!

 

No es sencillo describir las sensaciones que nos transmitió la adaptación teatral del libro de Karmelo Bizkarra pues fueron muchas, variadas e intensas. Música en directo (cuidadísima, con detalles infinitos), juegos de luces y de sombras (sorprendentes y perfectamente coordinados con el desarrollo de la historia), misterio ante determinadas representaciones y escenas, diálogos tan elaborados como ensayados u objetos que aparecían dentro de otros y no dejaban de sorprendernos. Y todo ello, durante 40 minutos en los que mis tres pequeños espectadores de 6, 4 y 1 año permanecieron atentos.

No es menos cierto que cada uno de ellos disfrutó a su manera. El trabajo sensorial atrajo la atención del pequeño; el mediano siguió el argumentó y sintió alegría, como así nos manifestó y el mayor quiso mantener una conversación sobre las emociones en el regreso a casa tras el teatro. Al final, esto es lo bonito de las historias; cada uno la interpreta y procesa a su manera.

La receta de la vaca feliz entraña una secuencia de escenas cuyas protagonistas son la universitaria Gea y su madre, interpretadas por Nerea Lovecchio y Pury Estalayo, respectivamente. Acompañadas deliciosa y musicalmente por Daniel Lovecchio. Complementos sobrios y muy pertinentes sobre el escenario que permitían permanecer atentos al desarrollo de la receta, sin perder de vista lo importante; sentir el momento presente y disfrutarlo.

Todo ello, como comentábamos al principio, en un lugar emblemático, no solo por la historia y trayectoria de la sala, sino por ese respeto hacia las artes escénicas que se sentía en cada rincón, con tanto cariño como pasión. Y las dos actrices, junto al músico, hicieron que el sitio brillara, más si cabe, bajo el desarrollo de la producción.

 

Y al final, una vez más, la pandemia ha obligado a modificar ligeramente el guion, como así confesaron las artistas, a fin de evitar cualquier tipo de contacto directo con el público. No por ello dejamos de cantar juntos y saludaron personalmente (con sus mascarillas) a todos los pequeños espectadores y a todas las pequeñas espectadoras, permitiendo fotografiarse con el elenco y con la vaca Lore.

Por Bruno García Tardón

 

DATOS TÉCNICOS:

Dramaturgia:   Pury Estalayo (basada en el libro de Karmelo Bizkarra)

Música:   Daniel Lovecchio

Intérpretes: Nerea Lovecchio(Gea), Pury Estalayo o Ave María Tejón (Madre) y Daniel Lovecchio (Músico)

Diseño de Escenografía: Gerardo Trotti

 

Edad recomendada (por El Pequeño Espectador): a partir de 5 años.

 

Visto en el Teatro Tyl Tyl el domingo 27 de noviembre de 2020.

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