Hisse et Hop de L’Atelier de la Berlue por Almudena Pimentel

Por Almudena Pimentel Serra

Levántate… ¡Y salta! En este instante, un momento que se suspende en el tiempo, miles de criaturas nos harán viajar a través de las profundidades del mar y de tempestades. Cruzaremos puentes, diseñaremos nuevos trajes, nos intercambiaremos de cuerpos y tendremos que compartir. Alcanzaremos los planetas con nuestras propias manos…

El festival de artes escénicas para la primera infancia Pies Inquietos celebra su segunda edición con las miras puestas a seguir creciendo año tras año, pudiendo aumentar los espacios, los ayuntamientos, las compañías implicadas y, sobre todo, y lo más importante, el número de pequeños espectadores y familias que fomenten estos encuentros. Promovido por la compañía de danza teatro La Clá y la Asociación El Garaje Teatro, esta iniciativa tiene como otro de sus objetivos principales la descentralización de la cultura, pudiendo llegar a habitantes que procedan de distintos entornos urbanos y rurales, y que se genere así movimiento alrededor de distintas áreas.

Pienso mucho en qué visión me llevo yo del espectáculo y qué es lo que recoge el niño. Porque yo me analizo como espectadora y también observo a los demás. Esta herramienta, la de la observación, tal y como comentaba a posteriori con Raquel, una de las actrices, es la que les ha permitido tomar decisiones sobre su espectáculo. En Francia, donde han desarrollado la parte de investigación, L’Atelier de la Berlue ha podido estar largos períodos de tiempo (llamémoslos residencias) en guarderías con niños de distintas edades. La experimentación con los más pequeños está, por ende, presente en la escena, que se divide con la travesía de estos cuerpos en movimiento en constante transformación. Bajo mi punto de vista, son las posibilidades del cuerpo las que nos hacen volar la imaginación. Es curioso cómo nuestro cerebro, programado para encontrarle un significado a todo lo que observamos desde nuestros ojos adultos, se incomoda hasta saber cuál es el lugar que ocupa en todo este juego de imágenes, colores y sonidos que nos proponen los espectáculos para la primera infancia.  Están presentes la rigidez, los patrones de ritmo y tiempo y algo tan simple como el caminar, bajo el control y la música, nos dejan ver el trabajo de las intérpretes.

El minimalismo en el color, la luz, el vestuario y las superficies que se despliegan a lo largo del espectáculo juegan a favor de esta propuesta. Acompañados por música en directo, asistiremos al precioso y complejo acto de la escucha entre actores, espectadores y elementos técnicos. El tiempo no es rígido, sino que se juega a favor del disfrute de los más pequeños.

Es hermoso pensar que, en la mente de todos estos pequeños espectadores, aunque muchas veces de forma inconsciente, quede el recuerdo de lo visto por primera vez. De las luces y los objetos sobre ellos. De poder gozar de un espacio, de un lienzo en blanco, sobre el que poder plasmar e imaginar lo que en principio parece imposible. Todavía queda un fin de semana más de festival con espectáculos sobre Vivaldi y cantos a la luna llena.

¡Levántate del sofá y sal afuera! HISSE ET HOP!

Por Almudena Pimentel Serra