Por Sara Barquilla Guerrero
Los de ahí. El título lo dice todo sin decir nada. Quiénes serán esos que ni siquiera tienen nombre, pero sí un lugar indefinido: ahí. El adverbio es muy elocuente. No están aquí a nuestro lado, ni allí, fuera de nuestro alcance, sino ahí mismo, cerca pero no tanto, con una distancia de separación, la que señala que no pertenecen al mismo mundo aunque este los necesita para seguir funcionando. Claudio Tolcachir escribe y dirige este drama con tintes distópicos que nos permite observar la vida desde otra perspectiva, nada cómoda.
Los de ahí son riders, repartidores en bicicleta que recorren la ciudad en tiempo récord para entregar los paquetes, cuya dirección reciben por una aplicación. El realismo de la trama se rompe con el espacio planteado: en lo alto de un monte, a las afueras de la ciudad, se halla una máquina. En torno a ella esperan los trabajadores el aviso de reparto que consiste en una potente luz roja y un insistente sonido machacante, que solo se apaga cuando el rider de turno coloca el teléfono móvil en el lector. Entonces se enciende una luz verde y la máquina expende un paquete. ¿Desde dónde llegan esos paquetes? El origen se desconoce, pero el destino está claro: vecinos y vecinas de esa ciudad hacen uso constante de este servicio de mensajería, necesario para que la rutina siga adelante.
La escenografía imita un monte árido e inhóspito al que se accede por un camino que comunica con la ciudad. La máquina, de color naranja, podría desentonar con un espacio natural, pero resulta que el espacio está tan desnaturalizado como el propio centro laboral. Está “ahí”, en un sitio cualquiera de las afueras, un lugar sin identidad y sin belleza, un sitio abandonado ubicado a las espaldas de la “civilización”, pero que curiosamente funciona gracias al trabajo que parte desde este “no lugar”.
Es el momento de conocer a los protagonistas, a los de ahí: Munir, Nuno y Dani. Ninguno es de aquí. Los tres han llegado buscando una oportunidad laboral desde distintos lugares del planeta y se les ha presentado esta opción, que es absolutamente precaria y necesaria para seguir adelante. Cada uno tiene una historia y unos motivos por los que mantener esta situación que son los que plantean los temas de la trama: el desarraigo, el amor, la soledad, la incomunicación por el desconocimiento lingüístico. Cada cual está solo a su manera y se aferra a aquello que considera motivo suficiente para seguir pedaleando: Nuno es el padre de un bebé de dos meses, cuya existencia depende del dinero que gane; Dani se ve con dificultades por sus problemas de salud pero no dispone de más opciones; por último, Munir espera a Eduardo, su amigo, su referente, el que le mostró este trabajo. Hace una semana que no da señales de vida y su bicicleta espera “ahí”. Los tres jóvenes mantienen este trabajo porque no tienen otro; eso les hace sentirse unidos el tiempo que dure, esto es, forjan una red de apoyo mutua que saben tiene los días contados.
Dos personajes femeninas se suman al grupo: las novias. Primero aparece la de Dani, una mujer de bastante más edad que él, que también carga con una historia de huida y deseo de rehacer su vida. ¿Es Dani la persona que realmente le da lo que busca? Luego aparece Mirja, la pareja de Nuno. Esta relación resulta aún más insólita porque no hablan la misma lengua y tienen muchos problemas de comunicación, lo que unido a la reciente crianza es una bomba de relojería: sin familia ni amigos, la crianza les viene muy grande. Es realmente descorazonador.
Así, entre reparto y vuelta al punto de encuentro, se van desentrañando las vidas de estas personas, con sus deseos y sus temores, con su desesperación y su persistente huida hacia adelante. Unas vidas que se hallan atrapadas en las traseras de una ciudad, que mantiene un nivel de consumo gracias a personas que carecen de él. Una ciudad que no vemos, porque ya sabemos cómo es. Lo que hacía falta era poner el foco en el otro lado: en los de ahí.
El pequeño espectador joven, a partir de catorce años, puede disfrutar de la obra porque es un interesante punto de partida para reflexionar sobre el mundo laboral precario, que a menudo recae sobre gente joven, y sobre las dificultades vinculadas al mismo, como puede ser la dependencia económica y la falta de derechos y seguridad laboral. Más allá del pequeño espectador, el público era escaso, lo que me generó bastante decepción social en conexión con el título de la obra: ¿por qué no queremos mirar a “los de ahí”?
Por Sara Barquilla Guerrero

FICHA TÉCNICA Y ARTÍSTICA
Vista el viernes 21 de febrero de 2025 en el Teatro María Guerrero.
Texto y dirección: Claudio Tolcachir.
Reparto: Nourdin Batán, Fer Fraga, Malena Gutiérrez, Nuria Herrero y Gerardo Otero.
Escenografía y vestuario: Lua Quiroga Paúl AAPEE
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo AAI
Diseño de sonido: Sandra Vicente.
Asesoría artística: Lautaro Perotti, Mónica Acevedo y María García de Oteyza.
Coreografía de acción: Fran Berenguer.
Profesora de finés: Anne Seittanranta.
Ayudante de dirección: María García de Oteyza.
Ayudante de iluminación: Pilar Valdelvira.
Diseño de cartel: Emilio Lorente.
Construcción de escenografía: Mambo Deroados..
Producción: Centro Dramático Nacional, Producciones Teatrales Contemporáneas y Teatro Picadero.
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