
Por Diana Eguía Armenteros
La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, bajo la dirección de Sarah Kane, presenta en el Teatro de la Comedia una de las obras más brillantes del humor barroco: Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina. Este clásico gira en torno al travestismo y al juego con el cambio de género, tema recurrente en el teatro del Siglo de Oro. En este caso, doña Juana se transforma en don Gil, un personaje de nombre ridículo, para abortar los planes de su antiguo amante, don Martín, quien la engañó y ahora busca casarse con otra mujer para mejorar su posición social tomando en la corte el mismo nombre falso de don Gil.
Desde el inicio, la obra es un auténtico laberinto de equívocos, espejos, engaños y requiebros, llevando el género de la comedia de enredo a su máxima expresión. Doña Juana, convertida en don Gil, demuestra una astucia y habilidad para la artimaña que supera con creces a la de su examante, llegando incluso a burlarse a sí misma creando un tercer alter ego: doña Elvira.
Este espectáculo puede entenderse como una apuesta suficientemente canónica, ya que conserva todos los elementos clásicos: se mantiene el verso, el vestuario es deliciosamente ostentoso, hay peleas de esgrima, música, bailes, etc. Por tanto, todos los estudiantes de educación secundaria que asistan no solo pasarán un rato estupendo, sino que además disfrutarán de una experiencia ortodoxamente educativa. Sin embargo, Sarah Kane, en una decisión audaz, presenta a doña Juana y a sus dos personalidades (don Gil y doña Elvira) a través de tres actrices diferentes: Cristina García, Ania Hernández y Cristina Marín-Miró, quienes a menudo comparten escena. Esta propuesta, aunque de gran impacto visual y estética barroca, podría resultar desconcertante para el pequeño espectador adolescente, añadiendo complejidad a una trama ya intrincada. A pesar del esfuerzo del diseño de luces por distinguir a cada personaje, la multiplicidad de identidades podría resultar abrumadora para espectadores con menor experiencia en teatro clásico. Por lo tanto, aunque sin ser partidaria de condicionar la interpretación con explicaciones anticipadas, en esta ocasión sugiero a los docentes de secundaria que ofrezcan a sus estudiantes una contextualización previa que facilite la integración de este recurso dramático.
Sobre el cross-dressing surge una duda: ¿el hecho de que tres actrices sobre un mismo escenario interpreten a un solo personaje resta fuerza a la transgresión de doña Juana? Aunque con este recurso se le añade una pátina de barroquismo a la comedia de enredo más barroca de todas, lo que tendría sentido, y aunque guarda relación con una de las burlas de doña Juana —consistente en hacer esparcir el rumor de que su fantasma anda buscando a su burlador—, el travestismo, como acto político y liberador de la dama doña Juana, puede sentirse diluido al dividir su papel entre tres intérpretes.
En cuanto a la puesta en escena, uno de los mayores aciertos es la recreación de las calles del Madrid del siglo XVII. El escenario se llena de personajes típicos de la época: obispos, párrocos, mujeres con mantones, madres con bebés en brazos… Un desfile de figuras que enriquece la atmósfera con el desfile de tipos del Siglo de oro. El vestuario, diseñado por Pier Paolo Álvaro, es otro punto destacado y es desde donde mejor se entiende la elección de tres actrices para un único papel, ya que cada uno de los alter ego de doña Inés puede lucir atuendos impresionantes simultáneamente. Los trajes, con colores vivos como el rojo, el rosa y el amarillo, contrastan con la escenografía ocre de Elisa Sanz, en combinaciones que recuerdan los retratos de Juan Pantoja de la Cruz. El traje blanco de Doña Juana y el luminoso verde de Don Gil son especialmente reseñables.
En resumen, el pequeño espectador tiene en Don Gil de las calzas verdes una oportunidad para descubrir una de las mejores obras de nuestro patrimonio literario en un hermoso espectáculo canónico pero novedoso, disfrutón y divertido, pero exigente en su recepción.
Por Diana Eguía Armenteros

DATOS TÉCNICOS:
Vista el 22 de febrero en el Teatro de la Comedia de Madrid
DIRECCIÓN
Sarah Kane
VERSIÓN
Brenda Escobedo / Sarah Kane
INTÉRPRETES
Iñigo Arricibita , Xavi Caudevilla, Cristina García, Ania Hernández, Antonio Hernández, Cristina Marín-Miró, Felipe Muñoz, Miriam Queba, María Rasco, Marc Servera
DISEÑO DE VESTUARIO
PIERPAOLOALVARO (Pier Paolo Alvaro y Roger Portal – AAPEE)
ESCENOGRAFÍA
Elisa Sanz – AAPEE
ARREGLOS Y COMPOSICIÓN MUSICAL
Laura Fernández Alcalde
ARREGLOS Y MONTAJE DE CANCIONES
Beatriz de la Banda Soriano
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