
Por Almudena Pimentel Serra
Helados.
Así es como nos dejó FLIP Fabrique con su espectáculo Blizzard la semana pasada en los Teatros del Canal. La compañía, de origen canadiense, ha estrenado esta propuesta en España eligiendo el Festival de Circo RIESGO como trampolín para mostrarnos las hazañas del Nouveau cirque, que apuesta por la introducción de disciplinas como el teatro y la danza, rompiendo así con el circo clásico de domadores y leones y que cree en la producción de gran formato para este arte tan ancestral que no deja de transformarse. Con sede en Quebec, donde presentan sus espectáculos cada verano, la compañía ha viajado por todo el mundo ofreciendo la innovación y la poesía visual de sus espectáculos; y es que fue fundada por la amistad de varios artistas que desde 2011 no hacen otra cosa que transmitir energía y vida allá por donde van. Vida, la que se pierde en esta propuesta, donde una ventisca de nieve y frío lo asola todo, sin posibilidad de salir a la calle para sus habitantes de tierras remotas. ¿Podrá el amor, el trabajo en equipo y la música salvarnos del frío paralizante?
Los aplausos contenidos del público rompen la tensión acumulada durante los dos primeros números, donde la fe ciega domina el escenario al precipitarse los cuerpos desde las alturas o luchando contra la gravedad. Una gran nevada nos deja un intermedio con una pelea de nieve, donde las bolas se convertirán en los malabares que después se multiplicarán en una oscura cueva de hielo. Dentro de ella, la belleza de los reflejos nos deja sumidos en un relajante eco que se romperá con un fugaz viaje al espacio. Puede que a la luna. De nuevo, el trabajo de concentración, equilibrio y poleas es brillante.
Dicen que no es circo si no hay un payaso, pero es que aquí el que hace reír también tiene guardado un aro bajo la manga. Mejor dicho, varios. Y pone con ellos la energía y la calidez que rompen el azul invernal de la propuesta. Sin embargo, si hay algo que me tiene fascinada y sobre lo que sigo reflexionando una semana después de haber visto esta ventisca teatral es la creatividad y el cuidado en el uso de los objetos que estos artistas proponen. Desde el cubo, estructura sólida y gigante que sufre varias modificaciones a lo largo de la historia, hasta el pompón del gorro del pianista. Todo es usado y transformado en escena. Esto no es fruto de otra cosa (y lo digo completamente segura) que de horas de investigación, de prueba y error, de volver a intentar. El circo, en esencia.
La modificación de los espacios gracias a la fantástica iluminación de Caroline Ross hace viajar a nuestra imaginación y sentidos. Viaje en el que se necesita una vestimenta acorde a las circunstancias. Los detalles de color, texturas y estampados que propone Erica Schmitz están cuidados al máximo detalle. Y por último es que, si la música siempre ha sido elemento indispensable en el circo, en Blizzard pertenece a toda la historia. Actúa como pasaje imperceptible entre los diferentes números, que quedan vinculados de forma que se convierte en el molde donde encajan el resto de los elementos dramatúrgicos. Los cambios y transiciones, que son sin duda uno de los momentos clave y más complejos del espectáculo, suceden ante los ojos del espectador con una tranquilidad y belleza digna de admirar, pues conllevan coordinación al tener que retirar o introducir aparatos circenses a la vez que cambia la puesta en escena a través de los elementos que no abandonan nunca el escenario: el cubo y el piano. Ante la desaparición de la figura del mozo de circo, los propios intérpretes (con ayuda de un técnico de apoyo) efectúan todos estos cambios de posición, mostrando la dureza y el trabajo en equipo de la disciplina, incluso cuando no se actúa.
¿Es posible no transformarse un poco en pequeña espectadora cuando vas al circo; cuando se tiene la oportunidad de ver un espectáculo semejante ante tus ojos? Todos disfrutamos, reímos, contuvimos la respiración y nos emocionamos ante la proeza circense porque, en estos tiempos donde sufrimos nuestra ventisca colectiva, aquella que es la individualidad, el odio, la guerra, la venganza en forma de incertidumbre, la pobreza moral y espiritual, la soledad y el aislamiento…
¿Es que el circo no es un milagro?
Por Almudena Pimentel Serra

DATOS:
Vista el 8 de febrero de 2025 en los Teatro del Canal
Idea original: FLIP Fabrique
Autoría e interpretación: Hugo Ouellet-Côté, Alana Moggidge, Michael Trudeau, Theodore LeBlanc, Celeste Murman, Ronan Jenkinson, Niklas Bothe y Christophe Magnan-Bossé (músico)
Director: Oliver Normand
Dirección artística: Bruno Gagnon
Diseño de iluminación: Caroline Ross
Creación musical: Ben Nesrallah
Vestuario: Erica Schmitz
Diseño de escenografía: Marie-Renée Borget Harvey
Duración: 1h 15 min
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