Por Irene Herráez

En Nueva Caledonia (un grupo de islas chiquititas en el Pacífico, cerca de Australia) existe un lenguaje ancestral a base de nudos realizados en fragmentos de cuerda. Es una manera de declarar la guerra o proponer la paz. Pero no solo eso. Es también un sencillo (aunque solo en apariencia) método para captar la atención de una asamblea de pequeñas y pequeños espectadores, todas reunidas en círculo como en las ancestrales veladas para compartir historias alrededor del fuego. 

Entrar en la biblioteca de José Antonio Portillo es adentrarse en esta y otras muchas narraciones llenas de misterio y sensibilidad. Pocos artistas he podido conocer, a solo unos metros de distancia, con la profundidad y la capacidad de hacer sentir importantes y sabias a niñas y niños. Vernos a mayores y peques absolutamente absortas en sus relatos ha sido sin duda una maravillosa manera de terminar el año, un 2021 tan complicado en tantas ocasiones. 

Como el propio José Antonio afirma, la suya es la única biblioteca de nudos y cuerdas del mundo, y la segunda más grande compuesta a base de manuscritos no publicados. Todo en ella es único y creado desde el interior; se nota desde el primer instante en que la habitas. Y no se accede sin más, ah, no. Requiere un ritual individual, peque por peque, para atravesar una angosta puerta que da paso a estanterías repletas de rollos, latas, cajitas, fotografías, bolas de papel. Es un lugar donde se para el reloj (uno como el de Momo) y lo único que importa son los recuerdos contenidos entre sus paredes y cómo estos llegan a quienes están allí reunidas. 

José Antonio Portillo es un artista repleto de sensibilidad, sabiduría y generosidad. Su espectáculo es teatro de objetos, cuentacuentos, clase, taller, monólogo hecho diálogo a través de sus pequeñas espectadoras, visita guiada por un espacio creado a lo largo de veinte años, los mismos que José Antonio lleva girando por Europa con su biblioteca. Uno de los pequeños espectadores se giró en mitad de la función para susurrar, lleno de entusiasmo, «¡Me está interesando mucho, papá!». Y como él, todas las peques estaban absortas: José Antonio es experto en captar su atención y hacerles protagonistas, investigadores y descubridores de las historias ocultas entre sus cientos de objetos.

Ojalá José Antonio hubiera sido (tal vez llegue a serlo, quién sabe) mi maestro. Ojalá ser tan buena pedagoga y artista como él. Quizás algún día. Hasta entonces, disfrutemos de su magia y su saber hacer. 

Por Irene Herráez

 

FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

Sala: Teatros del Canal (Sala de Cristal)

Fechas: del 22 de diciembre al 9 de enero (instalación visitable hasta el 16 de enero)

Vista el 28 de diciembre de 2021

Edad recomendada: a partir de 6 años

Duración: 60 min.

 

Autor, dirección y narrador: José Antonio Portillo

Iluminación: Xavi Prieto

Música: SordoMondo (Nuria Aparici, Joaquín Pinilla y Jorge Aparici)

Objetos y textos: talleres realizados en diferentes ciudades de Europa con niños/as y anónimos

Escenografía y objetos: José Antonio Portillo

Realización escenografía: Theater Hetpalais, Antwerpen (Bélgica)

otras entradas recientes:

Edipo de cristal de Mundo Quinta

Edipo de cristal de Mundo Quinta

Por Eva Llergo ¿Qué convierte a una obra en clásico? ¿De verdad sus temas y acercamientos son inmortales e intemporales? Seguro que aunque muchos sesudos académicos hayan estado debatiendo sobre estas cuestiones horas y horas, los integrantes de Mundo Quinta podrían...

La Paz, versión de Nieva de Aristófanes

La Paz, versión de Nieva de Aristófanes

Por Sara Barquilla Guerrero Quizá alguien plantee dudas ante la afirmación de que una obra del siglo V a. C. esté de plena actualidad. En tal caso, le aconsejaríamos que fuera a ver La Paz, de Aristófanes, porque en los tiempos que corren nos encantaría que apareciera...

Lo normal, por Menudas Pájaras

Lo normal, por Menudas Pájaras

Por Irene Herráez Qué cosas más raras te gustan. ¡Parao! Venga ya, tía, ¿cómo vas a ser virgen? Menuda guarra. No me molan los hombres con pluma. Esta es una zorra… Seguro que la tiene bien grande. Vaya pinta de vicioso. ¿Pero lesbiana lesbiana?  Podríamos seguir....