Por Diana Eguía Armenteros

En la mañana del 23 de diciembre, en la parroquia de San Pedro Apóstol de Zarzalejo, tuvo lugar la presentación de la versión del Auto de Navidad, compuesto por la pedagoga Jimena Menéndez Pidal, hija del renombrado filólogo Ramón Menéndez Pidal. La representación estuvo a cargo de los estudiantes del Colegio de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana de Guadalajara, quienes colaboraron con los vecinos y vecinas de Zarzalejo en esta entrañable apuesta teatral. Entre estos últimos, los adultos prestaron sus voces y habilidades musicales al coro, mientras que los más pequeños del pueblo interpretaron diversos grupos de pastores, juglares y aldeanos que honraban al Niño Jesús con canciones, danzas, villancicos y acrobacias.

 

Ramón Menéndez Pidal dio a conocer el Auto de los Reyes Magos del siglo XII, fue también el responsable de considerar esta obra como la primera pieza escénica en castellano. En la adaptación didáctica del auto, Jimena Menéndez Pidal (quien, como María de Maeztu y  tantas otras educadoras españolas, merece sin duda un mayor reconocimiento), incorporó fragmentos de Fray Luis de Granada, Gómez Manrique, Lope de Vega, Alfonso X, el Arcipreste de Hita y Góngora. Además, para sus alumnos del Colegio Estudio enriqueció la representación con villancicos, bailes y cantos populares en colaboración con la folklorista Magdalena Rodríguez Mata.

Estas fechas no solo son un tiempo de teatro para niños, sino también de teatro hecho por niños, un ideal que se vivió plenamente en Zarzalejo. En un contexto educativo en el que, por desgracia, el teatro antes de las vacaciones va siendo sustituido por coreografías de canciones de música popular, sorprende la dedicación y el estusiasmo que todos los participantes pusieron en esta obra navideña. Cada pequeño vecino desempeñó su papel con dedicación, aportando toda su emoción en cada frase, coreografía y movimiento. Algunos de los momentos más conmovedores se podían apreciar cuando coincidían en escena vecinos de varias generaciones, ofreciendo el toque mágico del teatro intergeneracional. El coro de Zarzalejo también merece una mención especial, ya que sus voces acompañaron toda la obra, añadiendo una dimensión sacra al escenario ubicado en la parroquia de San Pedro Apostol, que contribuyó a recrear el misterio de los autos religiosos medievales.

El tema central, como no podía ser de otra manera, trataba sobre el nacimiento del Niño Jesús en su versión más tradicional: la aparición de la estrella de Belén, la peregrinación de los pastores, la visita de los Reyes Magos, la Anunciación de la pasión por venir y otros elementos emblemáticos de la tradición cristiana. Más allá de la trama en sí, el peso literario de los diálogos y el cuidado del castellano antiguo que Jimena Menéndez Pidal decidió conservar, lo fascinante fue observar cómo se entrelazaban diversos números y piezas interpretadas por niños y más niños, ya que parece seguro que no quedó ni un solo infante zarzalejeño sin poner su granito de arena. La escenografía y el vestuario mostraban asimismo un cuidado excepcional, revelando la colaboración y el esfuerzo colectivo de esta producción escolar, además de cierta “gravitas” que invita a pensar que trajes y atrezzo llevan décadas vistiendo y adornando nuevos actores.

 

Lamentablemente, la organización del evento presentó desafíos comunes en espectáculos para niños, especialmente la falta en el control de aforo. Los pequeños espectadores, que no participaban en la función, tuvieron que esperar más de media hora en la calle y, al ingresar, se encontraron con que no había suficiente espacio para todos. Muchos no tenían visibilidad al escenario y recibían amonestaciones por moverse, hablar o llorar. La duración excesiva del evento también resultó incómoda para los más pequeños. Así, surge la pregunta sobre si el teatro hecho por niños está destinado a ser disfrutado por niños como espectadores, ya que esta celebración tuvo más sentido para aquellos que actuaron en ella que para quienes, simplemente, querían presenciar la actuación de sus pares. No obstante,  debe reconocerse el mérito de haber sabido introdcir a los jóvenes en las tablas a través de un espectáculo con enorme peso en el patrimonio literario.

 

Por Diana Eguía Armenteros

DATOS TÉCNICOS:

Vista el 23 de diciembre de 2023 en la parroquia San Pedro Apostol de Zarzalejo (Madrid)

VERSIÓN Y DRAMATURGIA
Jimena Menéndez Pidal

INTÉRPRETES
Colegio de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana (Guadalajara), y vecinos y vecinas de Zarzalejo (Madrid)

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