Por Sara Barquilla Guerrero

¿Quién no se ha desesperado alguna vez esperando el autobús? ¿Quién no ha llegado corriendo a la parada y ha visto con desasosiego que el autobús se le iba delante de las narices sin poder alcanzarlo? Eso es lo que viven los protagonistas de Paradapara2, un hombre y una mujer bastante singulares que pierden uno tras otro los autobuses que van llegando y se van sin ellos. ¿Por qué? Porque a veces la vida se complica mucho e innecesariamente, pero hay que resolver esas dificultades que sobrevienen antes de seguir nuestro viaje.

Este espectáculo, que ha recibido el primer premio en la XIV Muestra Internacional de Teatro de Calle “Ciudad de Palencia” y ha sido galardonado como compañía ganadora en la sección “Minivagos” dentro del V Certamen de Teatro de Calle “Noctivagos” (Oropesa de Toledo), tiene todos los ingredientes para adaptarse al aire libre, pues apenas tiene texto oral (aunque la comunicación no verbal es fundamental) o por el minimalismo de los elementos escénicos. Visualmente es un llamativo espectáculo que capta la atención del público que casualmente se acerque a curiosear, pues enseguida se enganchará dada la intriga planteada de base: ¿quiénes son estos dos, por qué visten tan raros, por qué siguen ahí sentados?

Nuestros protagonistas no tienen nombre. No lo necesitan porque no se llaman. El guion del espectáculo consiste en una sucesión de acciones en las que existe comunicación, pero no hay diálogo con palabras. Sí lo hay de miradas, gestos y sonidos muy elocuentes que se intercambian los personajes y que sirven al espectador más que de sobra para entender qué está sucediendo en esa parada de autobús. Porque ese es el lugar en que se desarrolla la trama. Un lugar tan insignificante y común, un espacio que es de todas y a la vez no es de nadie; un sitio que frecuentamos tanto que podemos sentirnos en él como si fuera nuestra casa y, a la vez, es ajeno, es frío. No es el caso de la Paradapara2, una parada con la que nos familiarizamos de tanto tiempo disfrutado en ella.

Porque una de las claves del espectáculo es el humor. Este deriva en parte del atuendo de los personajes, que luego comentaremos, pero sobre todo de las situaciones que surgen y las reacciones en cadena. La historia va in crescendo en cuanto a que todo se complica cada vez más; los personajes se desesperan y el público, que se ríe por la comicidad planteada, sufre por ellos y desea que todo se enderece; pero a la vez no porque resultan muy divertidos con su gestualidad exagerada y sus torpezas. Aparte del humor, el espectáculo utiliza la magia para emocionar al público. Los trucos mágicos desatan las carcajadas, despiertan exclamaciones de sorpresa o crean momentos líricos, como el de la chispa voladora. La magia se funde en la historia con total naturalidad, invitando a interpretar la importancia de la magia en lo más pequeño, en lo cotidiano.

Los elementos escénicos mínimos sirven para recrear una parada de autobús: un frontal que a su vez genera un fondo, un mundo al que no accedemos, y un par de sillas. Eso sí, de color naranja. Este color tan chillón sirve de conexión entre todos los elementos que participan en la trama así como el vestuario de los personajes, cuyas prendas blancas y negras se salpican con toques naranjas muy llamativos, o el propio maquillaje de los actores. Por último, las maletas de los protagonistas, de los que salen elementos tan inesperados como un acordeón.

Un ingrediente básico del espectáculo es el sonido porque, al tratarse de un espectáculo mudo, todo aquello que se escucha tiene un alto poder comunicativo: la música que acompaña a los paseos de la espera, la megafonía que anuncia el siguiente autobús, el ruido del motor que llega y se va sin nuestros protagonistas… Vamos a destacar la sirena que corona la parada del autobús. No se repara en ella porque no tiene ningún objetivo, ¿o sí? Pues resulta ser el Gran Hermano que todo lo ve, que les recuerda a los personajes que están bajo vigilancia a pesar de situarse en un espacio tan anodino como una parada de autobús.

Por último, el público es un factor muy importante en un espectáculo de calle en general por el feedback o la espontaneidad de este tipo de actuaciones. Concretamente en la Paradapara2, el público participa en varias escenas, ya sea voluntariamente (saliendo al escenario) como de forma involuntaria (siempre recae en alguien la “chispa voladora”).

Siendo un espectáculo para todos los públicos, podemos decir que el pequeño espectador disfrutó de él al 100%. La capacidad de reírse, de emocionarse o de disfrutar de la magia es algo de lo que saca más partido siempre el pequeño espectador. Y con Paradapara2, todo eso está asegurado.

Por Sara Barquilla Guerrero

 

 

Vista el domingo 7 de mayo de 2023 en XII Titiriluche.

DATOS TÉCNICOS

Creación y actuación:

Compañía Que te den… teatro.

Ana Marle y Juan Idoate.

[email protected]

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