Por Sara Barquilla Guerrero (primera parte) y Olivia Fernández Erustes (segunda parte)

Tolstói se hace presente en un teatro del siglo XXI. Su Guerra y Paz ha viajado al futuro y toma una forma que al escritor ruso le habría chocado, pero al público joven de la sala, sin embargo, le hace entrar desde el momento cero en la historia.

LaJoven habla el lenguaje de los jóvenes de hoy en día. Sus personajes lo son, así como sus intereses, la forma de expresarse o la multiplicidad de elementos que conviven en escena, tanto como la velocidad con que sucede la historia.

War&Love es una versión muy libre de la obra de Tolstói. Lo señala incluso el título, que intercambia la paz por el amor. En War&Love las familias aristocráticas de su referente han sido sustituidas por un grupo de jóvenes de distintas procedencias, que se encuentran en París en una suerte de congreso donde la juventud podrá dar su punto de vista sobre la deriva del mundo y los problemas políticos, sociales y ambientales. Sin embargo, se produce un ataque terrorista que para el mundo entero. El grupo de amigos se separa y, al cabo del tiempo, cuando se reencuentra, estalla un conflicto bélico múltiple. Ahora sí, ya no hay marcha atrás. ¿O quizá sí? Es el momento de viajar a 1812, a las guerras napoleónicas y a los personajes de Guerra y Paz para ver cómo se enfrentaron ellos a la contienda que se les venía encima.

Todo sucede rápido. Los 90 minutos de dramatización son intensos, con diálogos, movimientos, reflexiones. Se podría decir que el lenguaje es el del pequeño espectador pero… ¿este le sigue? Quizá no tanto como se esperaba. Se extraen mensajes como flashes que brillan con potencia, pero la trama es compleja y los saltos en el tiempo no facilitan el seguimiento de la misma. Otra de las dificultades es la relación con la obra original. El joven espectador no la conoce y busca con inquietud entender algo para lo que le faltan referentes.

Una de las fortalezas de War&Love es la presentación de jóvenes reflexionando sobre política, preocupándose por el devenir de la misma y debatiendo sobre cuáles deberían ser los movimientos en el tablero. Es interesante esta invitación al joven espectador a que sienta curiosidad sobre las cuestiones políticas que le rodean, que quizá perciba lejanas, pero para las que tiene plena legitimidad para dar su opinión y actuar en consecuencia.

Por otro lado, considero que el retrato de los personajes es inadecuado, sobre todo teniendo en cuenta el público al que va dirigido. En primer lugar, los estereotipos de jóvenes que se proponen son poco modélicos. Me pregunto si los jóvenes del siglo XXI se habrán visto representados por esos personajes y me gustaría que la respuesta fuera no. Quizá entre los personajes masculinos podamos salvar algunos aspectos, como aquel más rebelde que se desmarca de la línea mayoritaria, que planta cara ante las situaciones complicadas. Sin embargo, las chicas dejan mucho que desear. Dos de las tres que hay en escena son falsas, engreídas y trepas; la tercera se va al otro extremo: es una ingenua entusiasta que no se convence ni a sí misma.

En cuanto al humor que hay en escena, los chistes los concentra un personaje que va de machito, cuyos comentarios resultan patéticos. Sin embargo, de él se enamora una de las chicas que, como nos venían señalando, se había fijado en otro. ¿Por qué se produce ese giro? ¿Es ese el “love”? Espero realmente que no, porque ese personaje tan machista no despierta la más mínima empatía.

De nuevo en positivo destacamos la abundancia de medios para representar la obra. Unos enormes paneles en forma de armarios reversibles: por un lado, representan las paredes del hotel de lujo en el que se encuentran los jóvenes. Por detrás, cada panel presenta una imagen que sirve en distintos momentos de la historia: el retrato de Napoleón de Jacques-Louis David (Napoleón cruzando los Alpes, 1801), la Basílica del Sacré Coeur de Montmartre o un panel con los horarios de los vuelos de un aeropuerto, por poner algunos ejemplos.

El vestuario también es absolutamente acertado: se representa con fidelidad el presente, la moda joven de 2023, así como se recrea la ropa de los primeros años del siglo XIX.

A pesar de las luces y sombras señaladas, la obra tiene sus bondades, como la necesidad de que la gente joven se implique en las decisiones políticas. También la mirada a los clásicos, que representan un pasado del que tenemos que aprender para evitar repetir los errores. La guerra es uno de ellos.

Por Sara Barquilla Guerrero

*****

Por Olivia Fernández Erustes, 17 años, 2Bto Artes. IES Ítaca

Visualizamos en el teatro Fernando de Rojas el 12 de enero con motivo de una salida escolar la obra War and Love, realizada por la compañía LaJoven y orientada a un público joven. War and Love se trata de una versión libre de la obra Guerra y Paz de Lev Tolstói, novela que retrata a la sociedad rusa durante las campañas de Napoleón de 1812 en Rusia.

 War and Love nos habla del estado de guerra inherente al ser humano frente al amor, el cual teniendo la esperanza como base, puede derrocar a la propia guerra y virar la dirección de la historia. En esta obra, siete jóvenes de diferentes países se reúnen en el París de 2023. Debido al inminente estallido de la guerra en Europa, que acechaba silenciosamente desde el principio de la obra, los jóvenes se ven forzados a adoptar diversas posturas frente a la guerra. En una capital moderna y ágil como es París actualmente, la guerra paraliza el continente entero, los personajes se enfrentan y discuten, entran en guerra consigo mismos. Es en un bamboleo frenético en el que los personajes chocan, toman decisiones y, más importante aún, aprenden a amar.

Durante el acto II, la acción se traslada al Moscú de 1812, donde entre los escombros y las cenizas también habitan jóvenes con sueños, esperanza y amor; demostrando así que los temas tratados en esta obra son atemporales y siguen presentes en la vida de todo ser humano.

En cuanto a los aspectos técnicos, la escenografía consistía de una serie de paneles que contenían diferentes elementos (un cuadro de Napoleón, pantallas de salida de aviones, paredes de palacio…) que se movían con cada cambio de escena, representando espacios diferentes. También se utilizaron como atrezzo micrófonos, una caja con agua, una cesta, una mesa y sillas…

Los efectos de sonido proporcionaban realismo a la obra, tanto que los sonidos de disparos o bombardeos parecían reales. También la iluminación se utilizó para agregar realismo a las escenas y cierta carga emocional (uso de luces frías en diálogos tristes, por ejemplo). El vestuario fue dividido en el moderno o actual, y en el de la Europa oriental del siglo XIX. Un detalle interesante fue ver cómo los personajes cambiaban de vestuario en casi todas las escenas, haciendo ver que la acción sucedía de forma consecutiva en varios días. Durante el desenlace, los personajes salían del escenario, rompiendo la cuarta pared, apelando al público y haciéndole ver que los temas tratados también le incumben a él.

En mi opinión, War and Love es una obra que inquieta a la mente del espectador, independientemente del grado de “lucidez” que éste tenga. De forma casi inconsciente uno entra en el juego catártico de la obra, se identifica con uno o dos personajes, vive el estado de desasosiego que provoca el estallido de una guerra, ama y sufre como si se encontrase en el propio escenario. Inevitablemente me ha llevado a pensar también en la figura de Napoleón, o en El Príncipe de Maquiavelo, o en una versión áspera de la humanidad en la que la guerra es su característica inherente. ¿Realmente queda esperanza y amor en un mundo en el cual aparentemente ya nada importa ni es necesario, salvo el placer inmediato? Consumámonos entonces, ya que el peor enemigo del hombre siempre ha sido el hombre.

 Definitivamente es una obra que recomendaría a otros jóvenes; en una sociedad hedonista como en la que vivimos, este tipo de obras que invitan a pararse, levantar la cabeza y reflexionar son tan necesarias como el mero acto de respirar. Pensemos, leamos, reflexionemos, volvamos a vivir… Y, si surge la oportunidad, intentemos salvarnos de nosotros mismos.

Por Olivia Fernández Erustes

DATOS TÉCNICOS:

Vista el 20 de enero de 2023 en el Círculo de Bellas Artes (Teatro Fernando de Rojas).

Elenco: Isabel Genis, Raúl Martín, Pablo Neira, Leyre Morlán, Alejandro Navarro, Javier Orán y Mar Roldán.

Compañía: LaJoven.

Dirección: José Luis Arellano.

Autoría: Carlos Be.

Dramaturgia: Carlos Be.

Ayudantía de dirección: Raúl Pulido.

Escenografía: Silvia de Marta.

Iluminación: Paloma Parra.

Vestuario: Clara Garrido Pascual.

Música: Alberto Granados.

Fotografía: Ilde Sandrín.

 

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