Por Sara Barquilla y Luis Pradilla

Publicamos esta reseña “urgente” teniendo en cuenta que, con toda probabilidad, habrá muchas familias que quieran ver esta película durante las vacaciones escolares de navidad.

No nos consideramos especialmente mojigatos, pero lo primero y fundamental que creemos que hay que advertir es que esta no es una película para niños, pese a la idílica promo de seres azules nadando -en la que no hay ni un disparo-, dado que la mayor parte del metraje es muy violento, con brazo amputado incluido y con todo el lujo de sensaciones que proporciona el HFR, el Dolby Cinema y demás cacharrería, también para la dureza.

El film ha sido calificado como +12 pero en la sala a la que acudimos había demasiados pequeños espectadores de una edad bastante menor. Incluso la clasificación de +12 años sería discutible, a no ser que se tenga claro que a esas edades los niños deban soportar interminables secuencias de violencia, destrucción, explosiones, flechas clavadas al estilo Señor de los Anillos, autopsias animales … y que eso sea lo que queramos que se les quede en la retina al salir de la sala, porque eso es lo que nos ocurrió al menos a nosotros después de ver esta cinta oscura, con mucho más fuego que agua. Si como adultos entramos principalmente buscando el mundo onírico de Pandora, les advertimos que nosotros salimos chamuscados. 

El metraje absolutamente desmedido es uno de los culpables. Si no se se puede contar una historia en hora y media,  tampoco se va a lograr en tres. El resultado, en este caso, es una narración repetitiva donde las explosiones se suceden casi calcadas. Incluso uno de los personajes, la hija menor, dice algo así como ”ya me han atado otra vez” (en una suerte de autocrítica). Y es que uno ya no sabe si había que batir algún récord de metraje para justificar el presupuesto.

Si tenemos en cuenta que, según ha trascendido, el dinero asignado a la producción ha sido 250 millones de dólares (presupuesto anual de un país como República Centroafricana) y que la película está firmada por tres guionistas, tampoco se entienden algunas cuestiones narrativas que ahora comentaremos. Manda tulkuns.

Conste que necesariamente, para desarrollar esta parte, haremos spoiler.

Cierto es que si hemos entrado en la sala a ver Avatar, el Camino del Agua ha sido por el recuerdo de inmersión en la Pandora del primer Avatar y que, por tanto, en su momento nos tragamos ese final en el que la mismísima naturaleza permitía al héroe, Jake Sully, encarnar milagrosamente un cuerpo Na’vi

Pero el arranque de Avatar2 no cuela por ningún lado, parece un despropósito exprimir así al fallecido Coronel Miles Quaritc. Para ello se sacan de la manga a un “recombinante”, un tipo que tendrá mezclados recuerdos propios con los de Quaritc (sin que se entienda muy bien por qué no clonarlo del todo, ya puestos), todo ello encabalgado en un cuerpo Na’ vi by the face, sin pasar por la casilla de salida, con lo que le costó al pobre Jake.

Pese a amortizar cutremente al malo de la primera entrega, el interés económico de Pandora sí que cambia aquí por arte de magia. O de agua.

Si en la primera parte la riqueza por la que matan los mercenarios es el unobtanium, un mineral valioso, en esta versión acuática (con auto plagios de Titanic) el oro pasa a ser un líquido de la glándula de los “cetáceos” tulkun -que proporciona la eterna juventud humana-, porque interesa al argumento que lo valioso provenga ahora del mar. Cambio de tercio sin pasodoble.

En Pandora quedó una base científica aliada de los Na`vi. Sin embargo, misterio misterioso, la sofisticada tecnología de los recién llegados mercenarios terrícolas -que pueden hasta meterse en cuerpos que no son los suyos-, es incapaz de detectarla. Será necesario que los protagonistas llamen a un helicóptero del “112”, para que sean pillados y se desencadene el bacalao definitivo.

En la batalla final (que, si no dura dos de las tres horas, lo parece) combaten juntos la familia Omaticayase (terrestre) de Jake y Neytiri y el nuevo clan Metkayina (acuático). Sin embargo, en mitad de la acción y con todo por decidir, dejamos de ver a los Metkayina durante interminables minutos (tanto que no contribuyen a la victoria final) sin que nadie se moleste en explicarnos su cobardía, el agujero negro que se los tragó o si, probablemente, habían quedado con amigos. Sobre las ramificaciones ideológicas de esta omisión hablaremos más abajo.

En otro momento de la película (y haremos más spoiler si cabe, ojo) el malo Coronel Miles Quaritc “chincha” al prota, Jake Sully, recordándole que su hijo ha muerto; pero es imposible que se haya enterado de esa muerte porque el “interfono” que le comunica con Jake no estaba pulsado.

La película intenta ser un homenaje a dos “valientes” : Lo’ak, hijo demasiado “echao palante” de Jake Sully, pero a la sazón héroe que acaba salvando la vida de su padre y Payakan, la “ballena macho”/tulkun, inicialmente apartado de la sociedad, pero que será decisivo en el desenlace. Dos personajes tratados injustamente durante toda la película y que, como “salvadores”, deberían haber sido resarcidos y homenajeados por quienes dudaron de ellos. Sin embargo, después de tres horas de historia, estos “héroes” no son ni reconocidos ni rehabilitados públicamente. Quizá los guionistas estaban al final demasiado pendientes de enseñarnos que bicho Miles nunca muere, para que tuviéramos claro que habrá más secuelas en el futuro.

Ahora vamos a abordar el fondo ideológico de este film, que nos deslumbra con sus efectos, con ese mundo marino maravilloso creado con las últimas novedades tecnológicas y, sin embargo, tanta innovación es solo un escaparate que esconde un planteamiento social retrógrado y muy cuestionable. La película es una apología de la familia heteropatriarcal, lo que conlleva la infravaloración de la comunidad así como el papel de la mujer en el pequeño nicho familiar. 

Los Sully lo consiguen todo unidos. Juntos son más fuertes aunque estén en tierras ajenas a su hábitat, aunque estén rodeados del clan Metkayina, especialistas en el medio marino. Al final, cuando aparecen los problemas, solo existe tal núcleo familiar. ¿No habíamos aprendido en la primera película que los habitantes de Pandora viven en red y se apoyan en todo momento? Para Jake fue muy sencillo que todos los clanes se unieran a su causa a pesar de ser una lucha completamente desequilibrada. Sin embargo, el sentido del agua parece funcionar de otra manera porque los Metkayina desaparecen por arte de magia. ¿Qué necesidad había de anular el poder de la comunidad con sus lazos ya creados?

La fuerza familiar emana de su eje fundamental, Jake Sully. Gracias a él y a su capacidad de diálogo, los Metkayina los acogen. Él aprende a manejar el “vehículo” marino. Él habla con sus hijos cuando hay que establecer consensos. A él, por supuesto, se dirige el jefe del clan del arrecife. ¿Y qué papel juega Neytiri en la historia? Recordemos que la autóctona de Pandora es ella. No obstante, cuando se presentan en el arrecife no controla sus impulsos, ni respeta las reglas de la hospitalidad. Menos mal que a su lado está Jake Sully que salva la situación con una intervención grandiosa: “No hagáis caso a mi mujer”. ¿Para qué comentarlo?

Es curiosamente patriarcal el reparto de roles en la familia Sully. Él representa la parte racional, dialogante y estratégica, mientras ella se presenta como histérica e incontrolable. Jake se comunica con el jefe del clan, ¿por qué no sucede igual entre Neytiri y su homónima marina? Además, en el momento de máxima tensión, Neytiri despierta su lado más salvaje, derivado de un instinto maternal malamente entendido, y solo le mueve la venganza. 

Tres horas después, se ha acabado la violencia. En la calma de las profundidades, Jake y Neytiri se conectan con el gran espíritu para encontrarse con su hijo. En sus recuerdos, Jake se ve con su hijo, pescando, compartiendo un rato juntos. ¿Y los recuerdos de Neytiri? Son los mismos que los de su marido, pero desde fuera: ella recuerda a su pareja y su hijo pescando y compartiendo un rato juntos. Es una pena que una madre no tenga recuerdos propios con su hijo. 

Por Sara Barquilla y Luis Pradilla

DATOS TÉCNICOS:

Calificación: +12 años

Duración: 3 horas y 12 minutos

Dirección: James Cameron

Reparto: Sam Worthington, Zoe Saldaña, Stephen Lang, Sigourney Weaver, Kate Winslet

País: EE.UU.

Año: 2022

Fecha de estreno: 16–12-2022

Guion: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver 

 

 

 

 

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