Por Juan Sánchez Gómez
Un año más la alfombra roja se extiende para recibir a Mi Primer Festival de Cine. Esta valiosa iniciativa cumple su edición número quince, que ha inaugurado por todo lo alto con el largometraje holandés Oink (Mascha Halberstad, 2022). Una proyección de lujo, pues hemos recibido la visita de Marike Verbiest, animadora de la película, que nos ha revelado secretos y detalles de la misma.
Oink está realizada a partir de la laboriosa técnica del stop motion (foto a foto) y nos relata la historia de Babs, una niña a la que su abuelo regala un cerdito que debe educar si quiere que entre en casa. Sin embargo, el conflicto está servido con un pueblo que se prepara para celebrar el centésimo aniversario de la Fiesta de la Salchicha.
Parece evidente la referencia de Babe, el cerdito valiente (llevada a la pantalla por Chris Noonan en 1995), pero Halberstad dota a su cita de un mayor compromiso político, al poner sobre la mesa temas como el veganismo y la ética animal. Conceptos como veganismo y vegetarianismo son ya signo de nuestro tiempo y, poco a poco, van encontrando una representación seria en las ficciones que se estrenan. Tradicionalmente empleado como una característica burlona del personaje (pienso en Lisa Simpson, por ejemplo), considerado extravagante o minoritario, Oink trata el veganismo de una manera natural y sencilla. Babs ha crecido en una familia que cultiva en su huerto lo que sirven en la mesa y tiene un discurso elaborado contra el sufrimiento animal. Todo su mundo se tambalea con la llegada del Abuelo Tuitjes, un antiguo carnicero al que Babs no conocía porque los abandonó antes de que naciera. El abuelo, para ganarse de nuevo su sitio en el núcleo familiar, regalará un cerdito a su nieta, ante el estupor de su hija, que aún no termina de confiar en él.
Oink pone en crisis conceptos capitalistas como la familia y la alimentación sin caer en lo panfletario. Su directora nos invita a reflexionar desde la ternura y la empatía, privilegiando la acción frente al discurso. Uno no sale del cine dispuesto a lanzar cócteles molotov contra las secciones de productos cárnicos de los supermercados de la Calle Fuencarral, sino preparado para la reflexión (y eso que el que escribe estas líneas es hijo de carnicero).
Sin embargo, sí que hay que señalar que la construcción de los personajes principales resulta un tanto maniquea, reduciendo el tema principal de la película a un conflicto entre buenos y malos. Los veganos, los buenos, son buenísimos, y los carniceros, los malos, son malísimos. Quizá habiéndoles dado desde la escritura del guion algún defecto a unos, alguna razón a los otros, la historia no hubiera resultado tan previsible en ciertos momentos. Por ejemplo, desde el principio estamos viendo que el abuelo planea engordar al cerdito para hacer salchichas de él. ¿Cómo es que Babs no se da cuenta si incluso le ayuda a pesarlo día a día?
Es interesante, en cambio, la ruptura de expectativas respecto a la figura del abuelo. En el cine infantil estamos acostumbrados al tipo del abuelo bonachón o estrambótico que sirve de guía moral al niño protagonista y que guarda en su interior virtudes intachables. Sin embargo, Oink desmitifica esta visión del abuelo y nos presenta a un hombre que abandonó su familia y se dedica a un oficio tan controvertido como el de carnicero. Un personaje con sus luces y sombras, que nos lleva a preguntarnos si debemos confiar en nuestros familiares, e incluso si les permitimos fallar.
Si comentaba que los personajes principales tienen un punto reduccionista, debo mencionar que Oink posee un caleidoscopio de personajes secundarios construidos con mimo y cariño. Desde el joven entrenador de perros al dueño de la granja de cerdos, todos tienen su función en la historia y terminan por desmontar las presunciones que podríamos tener sobre ellos.
Por último, hablemos de caca. El contenido escatológico de Oink ha hecho las delicias de los pequeños espectadores. Estamos hablando de un cerdo y, como tal, se tira pedos y se caga de manera grotesca y escandalosa. Pero este elemento no se incluye como mero gag, sino que se pone al servicio de la historia y termina estallando cuando… Oye, no está bien destripar algo cuando hay un cerdo delante, así que, si quieres saberlo, tendrás que ir al cine.
Oink nos cuenta una historia sobre un animal de una manera humana, nos entretiene y fomenta el diálogo. Una película para niños de ahora, para espectadores del futuro. Mascha Halberstad tiene claro que de nada sirve contar el cuento de Los Tres Cerditos si luego nos comemos un Happy Meal. Pero quizá esta no sea solo una historia de lobos y cerditos, pues también puede rondar algún empresario capitalista del ladrillo al que unos y otros estamos supeditados…
Mi Primer Festival siempre acierta con sus proyecciones y este año no ha sido para menos. Os recomiendo que echéis un vistazo a su web porque viene cargada de largometrajes internacionales, sesiones de cortos, talleres y un sinfín de maravillas. Seguro que hay algo que os llama la atención.
Por Juan Sánchez Gómez
DATOS TÉCNICOS:
Vista el 5 de Noviembre de 2022 en MK2 Cine Paz (Calle de Fuencarral 125, Madrid)
DIRECCIÓN
Mascha Halberstad
GUION
Fiona van Heemstra, Tosca Menten.
ANIMACIÓN
Iris Alexandre, Quentin Haberham, Jasper Kuipers, Mirjam Plettinx, Marike Verbiest, Raymon Wittenberg y Zaou Vaughan.
PRODUCCIÓN
Viking Film
MÚSICA
Rutger Reinders
DURACIÓN
72′
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