Entre almendras anda el juego por Aracaladanza

Por Natalia Pestaña

Como en un sueño La Quinta de los Molinos, ese precioso jardín arbolado, ha bailado con Espacio Abierto.

Si hace un año Espacio Abierto conseguía que Aracaladanza bailase en la finca de la Quinta, este año, con el inicio de su magnífica temporada de otoño, ha hecho posible que toda la Quinta fuese una fiesta celebrada y bailada con Aracaladanza entre los almendros del paque.

La pieza, Entre almendras anda el juego, es una propuesta onírica y lúdica, musical y bailada, divertida y elegante que serpentea entre la arboleda y el ensueño.

Los niños y niñas que esa mañana tuvieron el privilegio de acompañar a sus familias a este bosque encantado descubrieron que la danza es movimiento, sí, pero también imaginación y arte, y sobre todo maravilla.

La propuesta arranca en una de las praderas del jardín, donde todos esperamos en círculo a los bailarines que, cuando llegan, se convierten en recolectores danzantes de una coreografía de varas y capazos.

Las almendras, como todavía pasa en algunos bautizos, caen a puñados con los giros y los pasos de los bailarines. Y esa sutil y elegante invitación de lluvia de almendras hace que los niños y niñas corran golosos a recogerlas, y a seguir la comparsa de la música y danza que recorre el espacio. Los pequeños espectadores dejan a partir de ese momento de ser observadores para ser danzantes en la fiesta que Aracaladanza y Espacio Abierto ha organizado para ellos.

A lo lejos, casi como una visión, nuestros guías en este recorrido inusual se han convertido en elegantes perros de los que tiran sus mascotas almendra, y con ellos llegamos hasta una pequeña orquesta donde un nuevo personaje, quizás de una pintura de Magritte, o quizás el propio Magritte, de nuevo nos acompaña y guía hasta una nueva escena del in crescendo surrealista. Ya no hay un Magritte en escena, sino que ahora son muchos los Magritte que bailan un swing hasta perder la cabeza, y todo esto ante la mirada encantada de los pequeños y grandes espectadores.

El baile y la fiesta giran y giran recorriendo los rincones del parque. Y los niños y niñas acompañan el baile mientras llenan sus pequeños bolsillos con las almendras que los bailarines les van regalando con cada escena.

Al final del recorrido, casi a las puertas de Espacio Abierto, la danza se une a la música con la percusión del golpeteo y el salto de largas varas que invitan de nuevo a los niños y niñas a participar y disfrutar del baile y del juego.

Una golosina de espectáculo, tan deliciosa y dulce como lo son las almendras.

Poco más se puede decir de todo lo que hasta ahora se ha contado de Aracaladanza. Se trata, sin duda, de una compañía comprometida con la danza contemporánea y con la infancia, y que asegura en sus espectáculos calidad y valor artístico. Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud en 2010, multipremiada en FETEN (Feria Europea de Teatro para Niños y Niñas) y ganadora de varios Max, es reconocida por crítica y público.

La relación y colaboración que ha surgido entre Espacio Abierto, esa joya de la corona de las escéncias de Madrid, y Aracaladanza solo promete lo mejor. Estemos atentos y atentas y no nos durmamos en los laureles, y si lo hacemos que sea para soñar como lo hace Aracaladanza.

Por Natalia Pestaña