Por Elena Capote

Llegamos al teatro con la promesa de encontrarnos con una obra que había ganado nada más y nada menos que el Premio Especial de FETÉN 2016. También que, según el catálogo de Teatralia, se trataba de un teatro de títeres, sombras y efectos cinematográficos. Sin entender muy bien a qué se referirían con ese último término, y sin mucha más información sobre el argumento, fuimos dispuestos a pasar una bonita tarde de teatro. Objetivo que se cumplió con creces; el espectáculo nos sorprendió desde el momento en que nos sentamos en nuestras butacas.

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Mientras esperábamos a que los actores aparecieran con títeres de mano o marionetas, mirábamos con curiosidad una mesa situada a un lado del escenario, como un objeto más del decorado en el que se desarrollaría la obra. Cual fue nuestra sorpresa cuando esa mesa, precisamente, se convirtió en el escenario en sí, desde el cual se trasmitían las acciones de los personajes que podíamos ver en una pantalla de cine. La maestría de los actores para crear formas con la arena nos permitió ir vislumbrando los personajes, los paisajes y las acciones que se iban sucediendo, como si de magia se tratara. Magia que multiplicaba su efecto con el acompañamiento de música en directo, más vibrante aún en una sala reducida para la ocasión con la ayuda de una cortina, logrando así introducir a los espectadores en esfera relajante e íntima. Las voces, el piano y la estética de las imágenes proyectadas se sucedían con una sincronización perfecta, dotando al espectáculo de gran belleza y calidad artística.

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Todo ello para albergar un argumento no menos sorprendente, teniendo en cuenta el público familiar al que va dirigido. Acostumbrados a que las obras infantiles presenten temáticas alejadas de las dificultades del mundo adulto, en Arturo y Clementina se presenta la historia de dos tortugas que se enamoran pero que entienden las relaciones de distinta manera. Conceptos como igualdad y libertad versus control e incluso maltrato, vienen a la mente de los espectadores adultos durante el espectáculo. Conceptos que, de otra forma, también van calando en los pequeños espectadores, que comienzan a darse cuenta de algunas de las injusticias que se van cometiendo y de la importancia de prestar un buen trato a las personas que quieres. Argumento perfecto para que nuestros niños vayan pensando sobre valores tan necesarios hoy en día como la empatía, la igualdad, la amistad… Y todo ello, a través de un cuento precioso, lleno de emoción y belleza literaria, que no tiene nada que ver con aquellos cuentos meramente instrumentalizados donde la moraleja es demasiado clara. Con ello, el espectáculo consigue que la vivencia de cada espectador sea distinta, única, en función de la complejidad con la que interpreta el argumento, logrando, así, presentar un espectáculo muy recomendable para padres e hijos.

Por Elena Capote

DATos TÉCNICOS

Vista el Domingo 17 marzo 2019

Teatro Adolfo Marsillach. San Sebastián de los Reyes (Madrid).

AUTORÍA:Adela Turin

ADAPTACIÓN, DIRECCIÓN y DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA:Maruja Gutiérrez y Pedro A. López

INTÉRPRETES: Maruja Gutiérrez, Pedro A. López y Eduardo Hernández

CREACIÓN MUSICAL: Héctor Eliel Márquez

DIRECCIÓN TÉCNICA, TÉCNICO DE SONIDO Y DE ILUMINACIÓN:David Vioque

PRODUCCIÓN: Titiritrán Teatro