Por Eva Llergo

«Un periodista me preguntó si Playoff era una obra reivindicativa. Esa no fue nunca mi intención a la hora de escribir la obra, pero, desgraciadamente, me he dado cuenta de que solo el hecho de poner a siete mujeres en escena es ya una reivindicación»

Marta Buchaca, «Notas de la autora». Playoff, Ediciones Antígona, Madrid, 2018, p. 9.

Lo cierto es que, efectivamente, el principal reclamo externo de Playoff es el de poner a siete mujeres en escena y, además, futbolistas. ¿Es una provocación o un derecho? Nos parece que las dos cosas, que es lo que, al fin y al cabo, implica el término «reivindicación» al que se refería el periodista. Sin quererlo, a una se le sube la ceja en un gesto aprobatorio al mismo tiempo que se genera en su interior todo un torbellino de intriga por saber qué contará esta historia y cómo lo contará, mientras piensa: «Ya era hora de que a La casa de Bernarda Alba le surgiera alguna competencia».  Desde luego, no es la única obra con el elenco enteramente femenino, pero sí ha sido un referente durante décadas que va necesitando que surjan otros ejemplos para transformar lo insólito en algo natural. 

Por otro lado, Playoff es una obra de seres humanos, de las mujeres que aparecen en escena y de la proyección de todos los otros personajes que quedan fuera, de sus miserias y sus grandezas. Pero la universalidad de los conflictos está teñida principalmente de un halo reivindicativo feminista. Pero, claro, ¿como no tenerlo cuando son personajes que han irrumpido en un mundo tradicionalmente de hombres? Que no se pueda contar una historia de un equipo femenino de fútbol sin entrar en alegatos a favor de la libertad de elección de la mujer sobre cómo vivir su vida, nos da una idea de que la realidad de estas mujeres (no de los personajes) debe exigirles estar todo el día en pie de guerra y de que, por mucho que nos digan, todavía queda mucho que hacer para poder hablar de igualdad.

PLAYOFF-02---La-Joven-Compañía---©David-Ruano

El texto de Marta Buchaca es de una innegable eficacia dramática. Por su agilidad y su habilidad en el manejo de los cambios en los roles de poder de los diferentes personajes. Pero, sobre todo, por los conflictos planteados, reales como la vida misma, que se entrelazan en un ejercicio de virtuosismo dramatúrgico  provocando un in crescendo de tensión entre las diferentes jugadoras, donde se cruzan las implicaciones de sus problemas personales (toda esa vida que se intuye tan nítidamente fuera del campo) y el partido en el que se juegan su participación en el campeonato de España.

Esta agilidad y tensión evidentes en el texto se traducen perfectamente en el montaje. Tanto por el nivel de energía de las actuaciones como en la escenografía cambiante que facilita el paso de los vestuarios (el plano «realista») al campo, un plano más simbólico donde quedan en evidencia los miedos, sueños y contradicciones de las jugadoras. Especialmente efectivo, nos pareció el uso simbólico de los anuncios luminosos que «adornan» el campo.

Como contrapartida, sin embargo, nos parece que a menudo los personajes invierten demasiado tiempo en justificar el modelo de femineidad que representan y eso desdibuja una profundidad psicológica más auténtica y ralentiza, puntualmente, el ritmo global de la obra. Por otro lado, uno de los mayores valores del texto es el hecho de que los giros argumentales pongan contra las cuerdas la mayoría de los modelos femeninos ofrecidos, mediante un cuestionamiento sutil pero mordaz, propio de la literatura posmoderna.  Más allá de la libertad de elección, es difícil averiguar si hay otras verdades absolutas que defienda la obra. Es decir, si después de los modelos femeninos planteados, vapuleados en cierto modo por la puesta en evidencia de sus contradicciones, subyace una tesis clara de la dramaturga sobre la obra y sus personajes. Y esto que a nosotros, espectadores adultos, nos parece de una madurez dramática inmensa y nos provoca profundas reflexiones sobre el ser humano en general, nos parece en cierto modo «jugar con fuego» cuando se tiene en cuenta que la obra va destinada a jóvenes espectadores (recomiendan a partir de 12 años)

PLAYOFF-07---La-Joven-Compañía---©David-Ruano

Porque, del primer vistazo, lo que se percibe en las protagonistas es una asunción  de los roles atribuidos generalmente al ámbito masculino. Mujeres que anteponen sus pasiones personales a la maternidad, marcadas con una aguda ambición laboral o con un frívolo manejo de su propio cuerpo. Y que reivindican su libertad a través del acceso a ese rol, como decimos, siempre vinculado al hombre. Es cierto, como hemos hecho notar, que luego en la obra sí se apuntan las sombras de estos posicionamientos. Pero, ¿son captados estos matices por los adolescentes? No nos lo pareció a la luz de las preguntas realizadas por los institutos que presenciaron con nosotros la representación.

Una de las alumnas universitarias que me acompañó a la obra, me lo hizo notar nada más salir. Y con mucha sagacidad apuntó a que esta complejidad de la obra (que es, como decimos, también una de sus principales riquezas ante los ojos del público adulto), podía  haber sido puesta en evidencia (aunque fuera de forma forzada) por la compañía en el coloquio final. (Para ser justos hay que decir que sí vemos que se invita a la reflexión sobre la «igualdad real»  en la propuesta didáctica de la edición de la obra en la editorial Antígona).

Sin lugar a dudas, la obra impactó a los jóvenes espectadores que la presenciaron con nosotros. Es el tremendo poder sugestivo del teatro, más potente y eficaz aún en una época tan vulnerable y «permeabilizante» como es la adolescencia, en que uno está predispuesto a asumir con absoluta pasión cualquier lucha. Por eso, precisamente, si no añadimos este trabajo de reflexión, tememos que nuestros adolescentes se lleven una idea equivocada de lo que es el feminismo; y de que su justa y necesaria reivindicación acabe siendo asumida en sus mentes, sin quererlo ni beberlo, como una caricatura simplificadora y no como la realidad compleja y poliédrica que es.

Por Eva Llergo

DATOS TÉCNICOS

Playoff de Marta Buchaca

Montaje de La Joven Compañia

Elenco

Raquel Arroyo, Cristina Bertol, Neus Cortès, Ana Escriu, Yolanda Fernández, Cris Gallego, Helena Lanza, María Romero y Cristina Varona

Dirección: José Luis Arellano García
Dirección en gira: Álvaro Lavín

Iluminación: Juanjo Llorens / Escenografía y vestuario: Silvia de Marta

Música y espacio sonoro: Luis Delgado / Videoescena: Álvaro Luna y Elvira Ruiz Zurita

Coreografías: Andoni Larrabeiti / Caracterización: Sara Álvarez

Dirección del proyecto: David R. Peralto / Dirección de producción: Olga Reguilón

Dirección técnica: David Elcano / Dirección de comunicación: José Luis Collado
Márketing y desarrollo: Pedro Sánchez, Rocío de Felipe y Samuel García
Entrenamiento vocal: Fernando Becerra / Regiduría: Dani Villar
Ayudantía técnica: Iván Belizón y Mónica Bueno

Ayudantía de producción: Nuria Chacón, Rocío de Felipe, Víctor Hernández y Dani Villar

Ayudantía de comunicación: Samuel García (CM) y Pedro Sánchez
Ayudantía de escenografía y vestuario: David García y Nayyara Altagracia

Realización escenografía: Juan Carlos Rodríguez y MAY Servicios / Sastrería: Conchi Marro

Fotografía de ensayos: @SamuelGarAr / Fotografía de escena: David Ruano

Estreno: 30 de enero de 2018

Duración: 1 hora y 30 minutos

Recomendada a partir de 12 años

Próximas funciones
Noviembre 2018 / Madrid. Teatro Conde Duque
Diciembre 2018 / Soria. Palacio de la Audiencia
Bilbao. Teatro Arriaga
Enero 2019 / Linares. Teatro Cervantes
Sant Cugat. Teatre Auditori
Viladecans. Atrium Teatre
Cornellà. Teatre Auditori
Hospitalet. Teatre Joventut
Lleida. Teatre de la Llotja
Pamplona. Teatro Gayarre
Febrero 2019 / Pinto. Teatro Francisco Rabal
Elche. Gran Teatro
Murcia. Teatro Circo
Alcobendas. Teatro Auditorio Adolfo Marsillach
Segovia. La Cárcel – Sala Ex. Presa
Vitoria. Teatro Principal
Cuenca. Teatro Auditorio de Cuenca

Marzo 2019 / Albacete. Teatro de la Paz
Gijón. Teatro Jovellanos
Avilés. Palacio Valdés
Santander. Palacio de Festivales