Por Eva Llergo

Antígona es una tragedia de Sófocles (del 441 a. C.), basada en el mito de esta heroína que se enfrenta al poder despótico para honrar a su hermano muerto. Toda una tragedia en la que, como es costumbre, muere hasta el apuntador. Ayer, sin embargo, tuvimos la oportunidad de carcajearnos a mandíbula batiente con la versión que los portugueses Companhia do Chapitô llevaron al escenario de nuestro querido Espacio Abierto Quinta de los Molinos.

¿Y cómo cabe la risa, se preguntarán, entre tanta desgracia, destino aciago y crueldad? Bueno,  el humor, debería caber en cualquier sitio, dirían algunos. No por eso la vida es menos seria, pero se sobrelleva mejor. Eso deben pensar los portugueses porque su particular cóctel de tragedia con comedia viene siendo ya su sello particular (véanse sus montajes de Edipo, Electra o Hamlet).

Sin restarle un ápice de intensidad al meollo del mensaje de Antígona (la necedad y cobardía de acatar leyes y reglas que no tienen ningún sentido y el valor y la honestidad que hace falta para enfrentarse al poder; fuerza que, ojo, además recae en una mujer), Companhia do Chapitô nos regaló ayer un montaje lleno de teatro físico del puro, del bueno, del que empieza por la punta de los dedos de los pies de los actores y acaba cada uno de los pelos de su cabeza. A un ritmo trepidante, físico pero también verba, y con ese acento maravilloso que le da un esplendor exótico a su español, los tres actores, Pedro Diogo, Susana Nunes y Tiago Viegas, dan vida a todos los personajes de la tragedia, a menudo compartiéndolos y transmutándose  en ellos como si las almas de los personajes fueran poseyendo a su antojo a todos los actores para que les den vida en distintos momento.

Con una capacidad tan hilarante como paradójica, hilan el texto de la tragedia griega (con muchas actualizaciones) con referencias actuales que, como espectadores, nos hacen experimentar un extraño viaje del pasado al presente, para confirmar que hay algunas cosas que, tristemente, nunca perderán vigencia: la corrupción del poder, su acción despótica, pero también el coraje de las personas que no temen enfrentarse a él aunque se encuentren solas.

El trabajo actoral es tan potente que no extrañamos la ausencia de escenografía; más bien la agradecemos para que nada nos distraiga de percibir cada detalle de las interpretaciones. Ausente decimos, sí, pero con una excepción: un rectángulo de linóleo blanco de 3 x 3,5 metros que delimita el espacio y que explica el subtítulo de la versión de Antígona de los portugueses. Sí están presentes el espacio sonoro (con algún momento casi de video clip) y el atrezzo. Este último tiene, de hecho, un papel muy relevante en el montaje: los pequeños detalles que marcan la caracterización de los personajes (las gafas y el pelo de Eurídice y Hemón), la botella con las cenizas de Eteocles, las pelotas/piedras con las que asistimos a los preliminares del apedreamiento de Antígona, las cerillas y las monedas para el ritual funerario, etc. Sin embargo, es de nuevo el trabajo físico de los actores lo que de verdad produce el efecto de la inequívoca caracterización (ojo al bizqueo de Susana Nunes para convertirse en Antígona).

Companhia do Chapitô son sinónimo de teatro social, humor y altísima calidad. Los pequeños espectadores que poblaban la sala (pocos, pues la obra se anuncia como para “mayores de 13 años”) disfrutaron de ese lenguaje universal que es el gesto y el humor. Tampoco había muchos jóvenes espectadores y es una pena, pues el único impedimento para ellos sobre el disfrute del montaje hubiera sido no conocer el argumento de antemano. Antígona 3 x 3,5 no deja de ser una versión y por ello da por sentado el conocimiento previo de los espectadores sobre el texto original. Una vez resuelto este asunto, los pequeño espectadores captaron y rieron con los aspectos cómicos, quedándose absolutamente alucinados por la entrega física y enérgica de los actores. Subrayamos que su mayor fascinación vino de advertir que se puede contar una historia con la profundidad que tiene el argumento de Antígona de manera tan efectiva y fascinante, y con el único despliegue de medios de un trabajo magnífico y rotundo de tres actores. Sin pantallas, sin grandes efectos especiales. Solo teatro, puro teatro.

Por Eva Llergo

 

DATOS TÉCNICOS:

Vista el 5 de noviembre en Espacio Abierto Quinta de los Molinos

Creación colectiva: Companhia do Chapitô

Dirección: José Carlos García y Claúdia Nóvoa

Reparto: Pedro Diogo, Susana Nunes y Tiago Viegas

Ambiente sonoro: A Cadeira d´Avó

Vestuario: Glória Mendes

Diseño de luz: José Carlos García y Bruno Boaro

Diseño gráfico: Silvio Rosado

Motion Picture: Sofia Serrazinha

Audiovisuales: Bruno Gascón y Joana Domingues

Dirección técnica en gira: Paulo Cunha

Dirección de producción: Tânia Melo

Distribución: César Arias MARMORE

Fotos: Frank Saalfeld

 

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