Por Lorena Cámara y Bruno García Tardón

No somos en absoluto conscientes de las puertas que pueden llegar a abrirse ante nosotras con un solo gesto. A veces con una decisión que, aunque parece trivial, nunca lo es. Esto es lo que sentimos frente a algo que nos estimula, nutre nuestro desarrollo y nos invita a soñar. Esto es lo que percibí en la rueda de prensa sobre este pequeño gran festival de una semana de duración llamado Muestra Internacional de cine, arte e infancia – MICAI 2021 IV EDICIÓN. La compañía Tyl Tyl no da puntada sin hilo, y mediante su cuidada selección, teje para los demás un mundo llenito de puertas por si las queremos abrir.

Esta edición tiene su sede en el Teatro Tyl Tyl  y, en colaboración con su productora Tyl Escénicas y la plataforma de cine Filmin, ahora también en nuestras casas. MICAI 2021 se podrá disfrutar en modalidad online y en pantalla grande en el propio teatro. ¿Cómo se hace una conexión entre el cine y las artes escénicas?  ¿Cómo se pasa de espectador a actor en la misma sala en cuestión de minutos? ¿Cómo seguir jugando entre medios? (Bruno, nuestro compañero reportero, tiene algo que contarnos sobre ello y lo hará más adelante). Y entre tanta pregunta el festival nos plantea: ¿cómo hacer del cine un disparador creativo y dotar a la infancia y juventud de espacios de construcción humana de juego, expresión y comunicación?

El equipo Tyl Tyl conoce y cuida el alcance del estímulo creador que proviene de la película y lo trasladan a actividades significativas para casa o el colegio. Se trata de cubrir el espacio que nos rodea con una tela invisible de nutrientes donde seguir creando y soñando. Con diez cañones por banda y viento en popa a toda vela, la organización declara que “Las buenas obras de arte operan por contagio” y que “el deseo mueve más que la necesidad”. Y desde estas premisas, soplan las velas que nos arrojan luz sobre las intenciones de las personas que realizan esta maravillosa selección de películas. Estas películas son núcleos de creación para movilizar en los pequeños espectadores sus deseos y sueños e invitarles a que los cumplan.

Tyl Tyl destaca la importancia sobre generar ambientes y espacios simbólicos de salud donde el arte y la posibilidad de accionar el arte, eleven la salud de los niños y niñas a un desarrollo integral, ya que hablar de salud no es solo cuidar lo físico sino también ofrecerles las herramientas para  que algo interno se movilice y pueda salir, como hacen los grandes cuentos de hadas. Con este festival se reconfirma la necesidad de construir este tipo de espacios de salud, sea en medio físico o digital, y no dejar olvidado la clase de sustrato que los niños de hoy en día aún necesitan, ni siquiera desde el salón de su casa y con un click a la pantalla. ¡Cuidemos este click! Cuidemos el formato online, porque toda una generación depende de ello.

Estos espacios de calidad proponen la contemplación para la acción, procurando siempre que los productos culturales “sean nutritivos y no solamente comestibles”. Los niños son el público más exigente y en nuestras manos está colocar las puertas que necesitan para descubrir sus propios caminos. Por ello, el equipo Tyl Tyl, formado también por su pata anclada en la investigación, cuenta con perfiles próximos a la filosofía y la antropología entre otros, que conocen y comprenden el alcance de estos elementos para el desarrollo sano del subconsciente y consciente de la infancia. Si Bruno Bettelheim nos viera por un agujerito seguro que sonreiría.

Y ahora recorramos algunos de los títulos de la muestra. ¿Por qué se han elegido para esta breve cartelera?

Sabemos que la figura del educador es esencial para el crecimiento del niño y la niña. La mirada del adulto que los acompaña en su día a día es fundamental para su crecimiento y la amplitud de óptica. La mirada da alas. Esta mirada es tener la confianza de un otro en espejo, es una puerta verdadera hacia el descubrimiento del mundo y la autoaceptación si le prestamos la atención necesaria. En este encuadre más educativo y escolar contamos con la selección de películas de Las niñas (ganadora del Goya a la mejor película), Uno para todos, La Profesora de historia, El buen maestro y Profesor en Groenlandia donde se refleja que un buen acompañante será aquel que no tenga secretos para el niño y sea capaz de proporcionarle mediante su honestidad y autenticidad cómo se puede atravesar el espejo del otro y volver al de uno mismo pero seguir caminando. Dentro de la lista se nos muestran también situaciones en las que el adulto ama sin límites y de forma incondicional como en La vida de Calabacín, cualidad totalmente indispensable para que un niño despliegue su potencial.

El denominador común en las películas Monos y La flor más grande del mundo no es solo la calidad cinematográfica, sino también la importancia de los iguales en el crecimiento y felicidad de los peques. Las imágenes potentes de La flor más grande del mundo y el baile en Dantza como vehículo antropológico, ligan la propuesta artística directamente con las artes escénicas. Las imágenes de Monos nos revelan una realidad muy dura pero verdadera y por tanto, necesaria. Los niños y niñas deben poder comprender el inmenso abanico de realidades complejas y variadas que nos rodean en el mapamundi en el que vivimos para así volverse conscientes y ubicarse. En La flor más grande del mundo contamos además con la deliciosa voz de Saramago que nos recuerda que “quien mejor narra es la infancia”.

Una amistad inolvidable se acerca a la belleza del documental donde se nos muestran espacios amables en contraposición a los espacios áridos que nos encontramos en nuestras ciudades. Desde un planteamiento ético, conecta con los animales y la naturaleza para educar la mirada en lo que sí puede sumar y suma, del tratamiento de los rincones que nos rodean. Si además estos rincones nos aportan la capacidad de simbolizar, permitirán que el niño y la niña sigan volando la imaginación y el deseo con las alas bien grandes y extendidas.

Y si hablamos un poquito más de abanico de realidades, Moira, con 17 candidaturas en los Premios Goya, nos ofrece la lectura de una situación universal como es la dictadura (argentina en este caso) y nos acerca a la misma a través de los ojos de un niño desde una lectura más cercana y detallista.

Para sumergirnos en dos viajes de crecimiento desde el punto de vista de la infancia, MICAI nos regala El viaje de Takara y El inventor de juegos. Ambos son un camino en el que todo se vuelve posible y que los niños deben vivir para encontrar el suyo propio.

Por el momento, yo, como pequeña espectadora que soy, solo he podido ver una película y ha sido desde mi propio sofá a tan solo un click: EL VIAJE DE TAKARA. Siempre me siento atraída por el tema de los viajes iniciáticos y cómo en las historias que tratan sobre este tipo de viajes nos van cargando de simbologías y pistas que nos permiten ir descubriendo todo el poliedro que somos. En este sentido, considero que el medio puede llegar a ser también el fin, y la propia película nos sumerge en el universo de lo sencillo a través de un ritmo verdaderamente lento, sin diálogos ni voz en off. Como en casi todo viaje iniciático, nos encontramos con tres partes o tres escalones grabados desde tres planos fijos.

Un niño de 6 años elige, por un día, tomar una desviación en su camino diario y faltar al colegio. En el transcurso de su viaje nos muestra cada detalle del recorrido, desde las mandarinas del almuerzo y que pela con un solo guante al plano del hielo que se le forma en los orificios nasales debido a las bajas temperatura de la nieve y su sonrisa. Con un dibujo del mar como espoleta (realizado como cierre del primer capítulo del film) va atravesando diferentes paisajes de nieve y ciudad hasta vivir una serie de experiencias donde el tiempo parece estirarse. Desde casa, los espectadores, a los que nos ha costado entrar en un ritmo ralentizado, sentimos que la película ha actuado como freno de mano ante las prisas frenéticas del día a día. En ella nos encontramos ante una infinidad de escenas cotidianamente bellas donde nos asaltan preguntas sobre el devenir del pobre pequeño que, con una mochila, guantes y gorro, ha decidido franquear al clima gélido de Japón y buscar su camino.

A mi parecer este ritmo tan pausado y la ausencia de voces, nos invitan a ir formulando preguntas sobre el propio niño, su situación laboral, la situación económica de su familia y quizá también la de la sociedad, los porqués de su decisión de emprender este viaje, las cuestiones de género entre madre y padre y el niño y su hermana, y toda una serie de preguntas que nunca podrían surgir si no nos dejasen la ventana de tiempo suficiente para ello. En este caminar errático en el que finalmente las inclemencias de la nieve le hacen ponerse a resguardo, es, la actuación de un buen samaritano, quien le devuelve a su hogar, dulce hogar, sano y salvo, hecho que da un final alentador y esperanzador para el pequeño espectador o espectadora que decida seguir su propio camino aunque esto le suponga perderse. Si queremos navegar entre claves o simbologías, nos gustará apreciar que este gesto de nobleza por parte de un desconocido hará que los niños sepan que siempre pueden contar con adultos que les ayudarán de forma incondicional y en los que podrán confiar y así, en la naturaleza del ser humano.

(Y aquí, desde el salón de mi casa y con pantalla como medio, me despido. Le paso el micrófono al reportero más dicharachero que en la noche del estreno pudo estar allí mismito y ver la proyección de VAMOS A CAZAR UN OSO, donde, cito las palabras de nuestro compañero “vengo, literalmente, maravillado y os recomiendo que acudáis al espacio”).

E.1 – Bruno, yo desde casa me he quedado con esta sensación de haber visto un regalo. ¿Cómo es vivir la experiencia en el propio teatro?

E.2 – Ir en familia a ver cine y pensar en palomitas, pasar la tarde en un centro comercial, seleccionar butacas desde el ordenador… A todos nos resultan, más o menos, cercanas estas realidades cuando queremos acudir a ver una película, ¿verdad?

Afortunadamente, no es la única forma de disfrutar del cine pues estamos inmersos en una Muestra internacional de cine y arte para la infancia (MICAI), en su tercera edición, que promueve Teatro Tyl Tyl y en la que, prescindiendo de todo lo anterior, consigue enamorarnos (una vez más) con su propuesta cinematográfica. A saber.

En primer lugar, y como bien has explicado tú, Lorena, podemos elegir si queremos ver la película en el salón de nuestra casa (Filmin mediante) o en las propias instalaciones de la Compañía en Navalcarnero. No diremos qué es mejor, pues dependerá de muchas circunstancias, pero sí describiremos la experiencia (maravillosa) de poder verla en directo (en nuestro caso acudimos a ver Vamos a cazar un oso) y jugar, al finalizar la proyección, partiendo de los núcleos de creación que han sido elaborados de forma específica para cada película.

Si el miedo al contagio fuese, por un casual, uno de los condicionantes que pudiera hacer tomar la decisión de quedarse en casa, es importante informar que las medidas de seguridad presentes en la sala son exhaustivas, cuidando en todo momento las distancias de rigor y que la sensación de seguridad es contante cuando visitamos las bellas y mágicas instalaciones de Tyl Tyl.

E.1 – ¿Y qué destacarías de este Festival?

E.2 – Es difícil quedarnos solo con algo aislado pero que haya ocho días seguidos de cine ha de ser destacado. ¡Es increíble! ¡Qué apuesta por la cultura! Y cine pensado por y para la infancia, dentro de una muestra que cuenta con un factor interactivo, en el que se votará la mejor película y tendrá un premio en forma de creación realizado por Gerardo Trotti. Este factor interactivo no se limita a votar, sino que existe la posibilidad de registrarse en el festival y acceder a las citadas votaciones, así como a las propuestas y núcleos de creación descargables a modo de guías educativas. ¿No es fantástico?

E.1 – Sí, lo es… Yo tengo más películas apuntadas. ¿Qué me dices de la tuya, Vamos a cazar un oso?

E.2 – Absolutamente recomendable. Debo confesar que ya iba condicionado por la fascinación que siento por el álbum ilustrado de Michael Rosen ilustrado por Helen Oxenbury, pero la película se supera… ¡cuántos matices! Incluso sabiéndonos de memoria el texto del álbum, hubo lugar para la reflexión, para la sorpresa y, sí, para la acción. MICAI hay que vivirlo, hay que sentirlo y hay que disfrutarlo.

Lorena y Bruno (E.1 y E.2): Solo nos queda ya seguir disfrutando de la muestra y poder participar de la votación a mejor película. ¿Cuál será será? El sábado lo sabremos. ¡Qué emoción! Y nunca mejor dicho…

 Por Lorena Cámara y Bruno García Tardón

 

MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE, ARTE E INFANCIA. IV EDICIÓN 2021

Del 17 al 24 de abril

Sede Física: Teatro Tyl Tyl,  C/ de la Iglesia, 4 Navalcarnero

Sede Virtual: Filmin

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