Por Bruno García Tardón
Rivas lo ha vuelto a hacer.
¿Qué euro hay mejor invertido que en cultura y/o educación? Y cuando se programa una actuación, la que sea, ¿por qué suscita especial emoción poder acercarse al artista (en este caso) a la finalización de la misma? Pues sí. Emocionado estoy. Tanto como ilusionado. Y cuando esto sucede la noche anterior a la más mágica del año, faltan palabras para describir todas las sensaciones. Por partes.
Empezaré por la ilusión. Imposible no quedarse atónito con los juegos del protagonista de la tarde, Yunke. Juegos y números que duraron algo más de los 80 minutos prometidos, en los que él estuvo siempre presente y, además, ayudado por su asistente Elena en una buena parte del espectáculo, por espectadores en otra y por pequeños espectadores en la principal.
Conjuro es un espectáculo para un público familiar, así estaba programado (de hecho, el teatro estaba repleto de niños y niñas de todas las edades), pero tengo la sensación de que, si no fuese por Yunke, por ese tacto e interés por los pequeños espectadores, algunos de los números planteados (a los que no quiero restar mérito y espectacularidad), no serían iguales. Esa destreza y valor son mérito, en nuestraopiniónde Yunke.
Trató de encontrar (con éxito) en todo momento la complicidad del público, subió y bajó escalones varias veces en busca y captura de ayudantes (a los que “no quería engañar, sino ilusionar” –qué precioso, ¿verdad?–), se agachaba para hablar con los más pequeños del lugar, les hablaba con cercanía, tacto, cariño… Francamente, nunca había visto a Yunke en directo, pero les garantizo que haré lo posible porque esta no sea la última.
Mis dos pequeños espectadores de tres y cuatro años disfrutaron. No pestañeaban y preguntaban cómo podían volar monedas y caer en un vaso que estaba encima de una mesa a cuatro o cinco metros. O se sorprendían de que dieciséis varas y una espada, atravesaran una sencilla caja de cartón con una persona dentro (y después saliese, claro…). Es para preguntárselo y sorprenderse, ¿no?
Y nos queda la segunda parte, la emoción. ¿Cómo no emocionarse cuando escuchas los nombres de dos grandes de la magia, Juan Tamariz y René Lavand, calificándolos de “maestros”?
También emociona sentir el agradecimiento sincero que trasladó al público, en el epílogo de su actuación, donde también afirmó que “hay perseguir los sueños, que no hay nada mejor a lo que dedicarse que con lo que uno disfruta”. Y emotivo también resulta, claro que sí, reconocer las bondades del espacio donde se llevó a cabo la representación, “un auditorio acogedor y cercano”, ayudando a que la tarde fuese mucho más cálida que los cuatro grados centígrados que marcaba el termómetro en el exterior.
Si después de todo esto, y por extensión, la persona que en dos ocasiones ha obtenido dos segundos premios mundiales de magia (el último en el pasado mes de julio), coge a uno de tus hijos en brazos para hacerse una foto, le firma una carta y le sonríe pues, francamente, te vas a casa sabiendo que los pequeños espectadores han disfrutado y que las artes escénicas, y la cultura, la sienten más cerca que antes de entrar en el teatro.
Y, obviamente, cuando percibes que la ciudad en la que vives se preocupa por la educación y la cultura, pues te ilusionas y te emocionas, así de sencillo.
Pues sí, Rivas lo ha vuelto a hacer. En esta ocasión, gracias a Yunke.
Por Bruno García Tardón
DATOS TÉCNICOS (obtenidos de la web oficial de Yunke)
Mago Yunke (Salvador Vicent)
Ayudante de escena: Elena Vicent
Ayudante técnico: Óscar Cruz Sales
Técnico de sonido e iluminación: Manuel Seglar Gómez
Diseño y realización de vestuario: Presumidas
Guionistas: Anna Moner, Sebastià Carratalà y Yunke
Fabricante de ilusiones: Eduardo Escribano Sánchez
Creador de ilusiones e inventos: Yunke
Fecha y hora: 4 de enero de 2019; 18:00h
Duración aproximada: 80 minutos.
Lugar: Auditorio Pilar Bardem. Calle de la Fundición s/n, Rivas-Vaciamadrid.
- Completamente accesible y facilidad de aparcamiento en la puerta.
Apta para todos los públicos, aunque se recomienda especialmente a partir de tres años.
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