Por Eva Llergo

El neologismo «emoticores», que da título al espectáculo, juega a ser el encuentro, nada casual, de las emociones y sus equivalencias en el mundo cromático. Sin embargo, este matrimonio de conveniencia no el verdadero protagonista del espectáculo. Es la tercera arista de este triángulo isósceles, la danza, quien acapara todos los focos. Y no cualquier danza. Una danza programática, descriptiva, como vehículo de expresión, con más peso que las palabras; más certera y concisa. No se extrañen, no tuerzan el gesto displicencia. Sigan leyendo. Recuerden que hablamos de emociones. ¿O es que a ustedes no les han fallado en esta materia alguna vez las palabras?

Un mensaje tremendamente sencillo y complicado al mismo tiempo. La impotencia de las palabras para materializar ciertas abstracciones es tristemente famosa.  Pero más triste es que la mayoría nos quedemos ahí. Relegando a la oscuridad lo sentido por falta de práctica con otros lenguajes. Ya se sabe: «hay que aceptar nuestras limitaciones». De la incapacidad de materializarlo a la negación hay un paso. Lo que no se piensa, lo que no se pronuncia, finalmente, no se siente; o peor, no existe. Puede que las palabras no puedan describir la fuerza de algunas emociones, pero lo verdaderamente triste es que nos quedemos ahí cuando hay otros caminos; otros vehículos de expresión, otros lenguajes.

EMOTICORES3

Por eso, el verdadero potencial de Emoticores es enseñarnos de una manera muy plástica y palpable, muy orgánica, que esos otros vehículos de expresión efectivamente existen y que son tan fáciles de entender como las palabras. Sin embargo, la mayoría de las veces, quedan fuera de nuestro campo de acción porque no se nos enseñan. Por eso Las tricotouses han concebido su espectáculo no solo para el público especializado, sino para ser insertado directamente en el segundo ciclo de primaria (8 a 12 años), lo más dentro posible de la escuela, y ofrecen una unidad didáctica con talleres para poner en práctica después del visionado y aprovechar este empujón de aprendizaje en esta nueva y magnífica lengua «extranjera» que es la danza. Ojalá su propuesta se volviera obligatoria en todos los planes de estudio del mundo. Acabaríamos, probablemente, con mucho del  analfabetismo emocional que dificulta el empuje del mundo.

Pero que mis palabras no les lleven a error. Obviamente, a pesar de mis elogios, estarán imaginando ustedes que Emoticores no es un espectáculo infantil al uso. Desde luego es como lanzarse a la piscina y elegir en la cartelera a Bela Tar o Yorgos Lanthinos en vez de a Spilberg; o, en símil infantil, decantarse por los estudios Ghibli en vez de la última Pixar.

emoticores-800x445 (1)

Pero, créanme, el «esfuerzo» vale la pena. Y también la tensión durante los primeros minutos de si los pequeños espectadores entrarán al trapo, dejarán de lado la necesidad  de buscar un orden lógico, una narratividad, un mundo de correspondencias unívocas al que la mayoría de producciones infantiles les termina acostumbrando.

Lo curioso es que funciona sin tener que hacer demasiada hermenéutica. Eso sí, supongo que con cada cual a su manera. Mi pequeño espectador de 6 años necesita, durante el espectáculo, ponerle nombre a cada secuencia. «¿Eso es la alegría, mamá? Porque están dando saltos… «. Y, en cuanto lo etiqueta, se queda muy satisfecho de su capacidad interpretativa y comienza a disfrutar. Ya al salir, hablamos de que hay cosas que es difícil explicar con palabras. De que la obra contaba esas cosas y que por eso no hablaban. Mi pequeña espectadora de 4 años, que ha pasado todo el espectáculo con la boca cerrada pero con los pies en movimiento, me dice: «Sí, hablaban, mamá. Hablaban bailando». ¡Y yo pensando que no iba a entenderlo porque era demasiado pequeña para el espectáculo! La realidad me confirma, una vez más, que muchas veces cuanto más aprendemos más desaprendemos. Otras cosas, quizás las mas importantes…

Por Eva Llergo 

DATOS TÉCNICOS

Cuarta Pared, C/ Ercilla, 17.
Domingo 3 de diciembre a las 17:30
Compañía Las Tricotouses
 Creación e Interpretación: Cristina Montero y Alba Fdez. Cotelo/Rut Balbís
Iluminación y programación audiovisual: Alfonso Castro
Arreglos musicales y diseño gráfico: Jas Processor
Asesoramiento en psicología: Paula Pintos
Unidades didácticas: Cristina Montero, Rut Balbís y Paula Pintos
Vestuario: Teresa Gutiérrez
Producción: Manu Lago
Vídeo: Miramemira
Produce: Las Tricotouses
Ayuda en producción: AGADIC – Xunta de Galicia
Colabora en producción: Concello de Ferrol y Concello de Narón

Duración: 40 minutos

A partir de 6 años

Próximas funciones de Emoticores: https://www.lastricotouses.com/proximamente-esp