Por Almudena Pimentel Serra

Cuando pienso en Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina, pienso en la cantidad de veces que me gustaría ser otra persona para restaurar las partes de mí con las que no consigo convivir, con las que no estoy de acuerdo. Algo así hizo Doña Juana, aunque lo suyo fue más grave, pues fue ocasionado por otros. La protagonista de la famosa obra de Tirso debe restaurar su honra tras ser abandonada por Don Martín, quien le había dado palabra de esposo. Dispuesta a recuperar aquello tan importante que le había sido arrebatado, se disfraza de un tal Don Gil y corre a Madrid, donde hará pasar al “galán” y a su nueva pretendienta (Doña Inés) por unos cuantos aprietos y revuelos. No esperes que desvele el final, porque tienes dos opciones. Ver o leer el Don Gil original y también disfrutar de Las pequeñas mudanzas.

Vanessa Espín (400 días sin luz, La memoria azul, Un animal en mi almohada) propone esta vez un diálogo contemporáneo a partir de la obra de Tirso en el que Valeria, la heroína de la historia, emprende un viaje para encontrar a su padre, que decidió desaparecer cuando ella aún no había nacido. La herida del abandono es la que entronca y une esta propuesta con el texto original. Valeria (Cris Blanco) tiene aquí su propio enemigo contemporáneo: la ansiedad; que se comporta casi como un personaje más que empuja a nuestra protagonista al hueco más oscuro, al miedo a enfrentarse a las respuestas, al qué dirán… A la inacción, en definitiva.

Pero tranquilos, que el texto de Tirso está. Ya lo dice la propia Valeria en una de sus acaloradas discusiones, harta de que el mundo no la entienda: “¡Que Tirso de Molina es feminista!” Aún así, parece que para resolver su conflicto necesitará algo más que su admirable resistencia y amor por la historia del dramaturgo. Por eso, Vanessa (directora también esta vez) decide confrontarla con esas generaciones pasadas de mujeres, que al final son un reflejo de quién es ella en el presente. Puede que el careo entre la abuela y la madre vedette (Elena González) no sea tarea sencilla, pero el papel de la adolescente y de una Doña Juana (Julia Rubio) que se desentierra para recordarnos los versos más importantes del “Don Gil” son la clave para encontrar la lucidez que empujan a nuestra protagonista a sanar heridas.

Y es que, ¿Quién dijo que desenvolver el pasado iba a ser fácil? Por eso, Valeria rasga, rompe y transforma el espacio a medida que ella misma va cambiando en esta búsqueda, y en ella encuentra recuerdos, viejos objetos sacados de sus papeles y cajas de mudanza que le recuerdan que mantener el amor es un trabajo más, una tarea que requiere valor, cuidado y que debemos aplicarnos también a nosotras mismas. La propuesta escenográfica (Elisa Sanz) acaba por encontrarse y recuperar el color tras tanto papel con el vestuario brillante de Malena Lainez. El trabajo interpretativo titánico y cómico de las actrices muestra que solo mediante el trabajo de elenco es posible que el público no pierda detalle de lo que acontece. Todo ello se ve aumentado gracias al inusual trabajo de video escena (Alba Trapero), una cuidada iluminación (Pedro Yagüe) y un delicado diseño musical y sonoro (Antonio de Cos).

Después de entrevistar a Aurora Parrilla, ayudante de dirección en el proyecto, llegamos a la conclusión de lo necesario que son estos diálogos contemporáneos para nuestros jóvenes espectadores; muchos alumnos de interpretación, que confesaron haber quedado sorprendidos por la actualidad del texto y por los lazos con nuestros textos clásicos que estos hallazgos pueden ocasionar. Habrá que seguir la trayectoria de estas heroínas, pues el espectáculo pronto iniciará su propia mudanza (o gira, según se vea) y podrá verse en otras provincias. De momento, podremos disfrutarlo de nuevo el 27 de junio en el corral de comedias de Alcalá, presentándose como parte del Festival Hispanoamericano del Siglo de Oro.

Por Almudena Pimentel Serra

 

 

DATOS:

Vista el 23 de marzo de 2025 en la sala Tirso de Molina (Teatro Clásico)

 

Dirección y dramaturgia: Vanessa Espín

Ayudantía de dirección: Aurora Parilla

Reparto: Cris Blanco, Julia Rubio y Elena González

Asesoría de iluminación: Pedro Yagüe

Composición musical y diseño de sonido: Antonio de Cos

Vestuario: Malena Lainez

Colaboración en la plástica escénica y vestuario: Elisa Sanz

Video escena: Alba Trapero

Colaboran: Bela Nagy, María Sánchez, Alex Sranciu y Álvaro de Blas

Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico y ElenArtesEscénicas

Duración: 1h 30 min

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