
Por Sole López
Lo primero que te dicen ya desde la ficha didáctica en la campaña escolar los miembros de la Compañía El Aedo es que no entienden cómo La Celestina es una lectura obligada para adolescentes, si es que en algún sitio sigue siendo obligada, les diría yo, porque hace años que nos limitamos a leer con ellos fragmentos o adaptaciones. El lenguaje se aleja mucho de nuestros adolescentes, pero no deja de ser una obra maestra de nuestra literatura, la que rompe con la Edad Media y da lugar al Renacimiento. Ahora bien, ellos se refieren a la crudeza de algunas escenas, si no al nihilismo de la obra, pesimista donde las haya. Es difícil abordar estos temas, este sexo explícito, esta crueldad, con alumnos de 16 años. Por ello, como profesora de Literatura y Artes Escénicas, he agradecido tanto esta versión fresca y mucho más cercana a ellos. Necesitamos este tipo de montajes para acercarles a los clásicos, difícil reto ante una generación totalmente visual, acostumbrada a lo breve e inmediato.
Y creo que el texto de Jesús Torres lo ha conseguido desde la encarnación de esa Elicia, que es Celestina, que es todos los personajes, en el trabajo magistral de la actriz Carol Delgado.
El arranque ya engancha al alumnado, por la fuerza de la música, de la iluminación, de las palabras del conjuro satánico. Enseguida Elicia se dirige al público, con su acento andaluz y su coloquialismo rompe la cuarta pared e intima con el espectador adolescente, le cuenta sus secretos: ahora es ella la nueva celestina, porque Celestina es más que un nombre propio, es el oficio de la alcahueta, la bruja, la puta, la mujer utilizada y cosificada que se atreve a sacar provecho de esos hombres que la utilizan. Traiciona así, en cierto modo, el texto original de Fernando de Rojas (autor al que saluda cada vez que lo menciona con un corte de mangas): las cosas no ocurrieron tal como él nos contó, Elicia se rebela, castiga y condena a los agresores, toma venganza frente al abuso sexual, frente a los clientes que permiten y alientan la prostitución. Sin embargo, a la vez que versiona y transforma los hechos, también hace un magnífico y ameno resumen de la historia: los alumnos van conociendo algo más La Celestina y su contexto, pero también reciben una reflexión que pueden llevarse a su actualidad y guardarán en la retina la potente imagen que cierra el telón; la de una Elicia empoderada, enorme, que nos recita a Sor Juana Inés de la Cruz (“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón…).
Una versión joven, fresca, también dura, feminista, en la que admira la fuerza de la actriz, su capacidad para encarnar a todos los personajes ayudada por la eficacia de un espacio sonoro, una iluminación, un vestuario y una esceongrafía tan sugerentes en su minimalismo que nos envuelven y nos hacen entrar en el taller de costura de Celestina y admirarnos con cada recurso.
El mayor triunfo es observar las caras impresionadas de mis jóvenes espectadores, alumnos de 1º de Bachillerato de Artes del IES Ítaca de Alcorcón, por lo que quiero compartir con vosotros algunos de sus comentarios:
“En cuanto a luz y sonido, ambas cosas la acompañaban de forma mágica. La música estaba escogida para envolverte en el momento específico, como cuando había conjuros o hechicería o cuando había una tormenta y empezaba a tronar todo el escenario. Acompañando a estos sonidos estaba también la iluminación del escenario, cada vez que tronaba, todo el escenario se iluminaba como si realmente entrara la luz de la tormenta. Lo que más me impresionó fue la forma de hacerte ver una puerta en un colgador de ropa ya que al apartar las prendas, una luz en contrapicado aparecía acompañada de un sonido de puerta abriéndose que hacía ver realmente la luz en una casa saliendo por la puerta y alumbrando la calle y al personaje que llamaba a la puerta.
Mi opinión final, es que ha sido una obra fascinante, la forma que tenía Elicia de contar las cosas y de transmitir las emociones, personajes y escenas era increíble. El acompañamiento de las luces y el sonido era tan envolvente que pareciera que realmente estabas viendo toda la obra pasar delante de ti. La actriz y todo el equipo de luz y sonido realmente consiguen que veas el lugar donde ocurre cada escena y que veas a todos los personajes interactuar entre ellos, como si vieras una película en cine en vez de ver una obra en un teatro representada por una sola actriz.» Irene García Serrano.
“Una parte que me ha gustado mucho de esta obra es cómo es posible representar y entender a los personajes con un simple maniquí y que sean tan expresivos sin ser representados por un actor.” Shadi Hernández Sánchez.
“ En mi opinión fue muy interesante ver una adaptación de la obra que implemente tantos detalles feministas y que una sola persona caracterice tantos personajes y se puedan apreciar las diferencias en cada uno, también usando de forma muy dinámica todos los elementos de decoración, como maniquíes, ropajes antiguos y máquinas de coser.” Astrid Martín San José.
Una versión de La Celestina, en fin, que acerca a los personajes a la juventud de hoy en día y a las preocupaciones actuales sin abandonar el espíritu original. Pura magia, ¿ o brujería?
Por Sole López

DATOS TÉCNICOS:
Compañía EL AEDO.
Dirección y texto: Jesús Torres
Elenco: Carol Delgado
Diseño Iluminación: Antonio Villar
Diseño escenografía y vestuario: Juanjo González
Caracterización: Irene López
Vestuario: Jara Martínez
Música: SUNO
Fotografía: Moisés F. Acosta
Comunicación: Raquel Berni
Producción: Iván Flores
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