Por Irene Herráez
Hygge significa hogar, calorcito, una taza humeante, calcetines, música, felicidad. Es estar a gusto y disfrutando. Hans Christian Andersen era danés, y la palabra hygge, por supuesto, también lo es. A estar tranquilas, inmersas en la belleza de la música y las imágenes es a lo que nos invita la compañía de títeres Etcétera en esta coproducción con el Centro Federico García Lorca. La obra es una fusión de la vida del joven Andersen y el popular relato de un patito feo que descubre que es un cisne, una transformación que tanto le costó también a ese niño fantasioso que se convertiría en uno de los mayores cuentistas del mundo.
El espectáculo está compuesto por tres elementos fundamentales: la palabra, la música y los títeres, centro de la plástica de la obra. Y los tres se entrecruzan perfectamente, en un equilibrio que le dan al montaje su identidad propia.
Yanisbel Martínez y Enrique Lanz proponen una versión en la que una narradora (la propia autora-actriz) concentra toda la voz hablada del espectáculo. Es ella quien introduce el contexto (la infancia del pequeño Hans en una casita a la vez taller de zapatos) y quien transmite el diálogo entre los personajes. Más que obra de teatro al uso, podríamos decir que estamos ante un cuentacuentos muy dramatizado y con una profunda preocupación por la puesta en escena. La dramaturgia, de interés por la inclusión de la biografía de Andersen y por narrar la historia en su versión original (en vez de la simplificada que muchas veces leemos), se queda sin embargo algo plana; en mi opinión, demasiado tradicional. Me habría gustado, puesto que se trata de una fábula que conocemos tan bien (y que reaparece continuamente), que se diera una vuelta de tuerca más profunda, más chispeante. ¿Por qué volver a un cuento que ya es nuestro, si no es para ir más allá?
Por su parte, la composición musical de Jordi Cornudella supone una pieza clave en el montaje. Interpretada por un quinteto fantástico, es una ocasión genial para que pequeñas (y grandes) espectadoras podamos disfrutar en directo de la música creada para la escena. Los cinco intérpretes (cuatro hombres y una mujer ―qué oportunidad perdida para visibilizar el trabajo de las mujeres en este mundo aún tan machista de la música―) interactúan con lo que sucede sobre las tablas y personifican, aunque de manera muy sutil, a los hermanos abusones del patito feo. En ocasiones la música queda prácticamente sola en escena: esto, aunque podría ser un punto a favor, no llega a aprovecharse del todo, pues lo que acontece sobre las tablas se agota en lugar de potenciar el elemento sonoro. Al quinteto del Murtra Ensemble (violín, viola, fagot, piano y clarinete) se añade un quinto instrumento, el saxofón, que representa al pequeño protagonista del cuento. Su sonoridad aporta no solo un toque de color a la música, sino que además enriquece la dramaturgia y simboliza el crecimiento del patito.
La estética demuestra sensibilidad y cuidado. Los animales protagonistas están humanizados a través de ropas del siglo XIX, mientras que las personas que aparecen en el cuento son figuras en dos dimensiones, de cartón blanco. Son los animales (la gallina, el gato, la pava, la mamá pata, los patos hermanos y, por supuesto, nuestro patito) los que concentran el foco. La escenografía se hace en ocasiones algo estática, sobre todo debido a la inmovilidad del primer telón translúcido tras el que se mueven los títeres. A pesar de este detalle, durante la función se dan efectos visuales de gran belleza: carteles de obras de teatro (que el pequeño Hans coleccionaba) que parecen volar, un delantal que flota ante nuestros ojos, un carpintero que trabaja en el interior de una maqueta iluminada, un majestuoso cisne que emerge grande y poderoso…
La obra cierra con una invitación a la fantasía, a superar las dificultades y a crear tal y como lo hizo Hans Christian Andersen. Al fin y al cabo, ese muchacho solitario y algo raro, señalado por sus compañeros de escuela, fue durante un tiempo un patito feo. Pero llegó a convertirse en el cisne que recordamos hoy.
Por Irene Herráez
DATOS TÉCNICOS:
Vista el 12 de octubre de 2023 en Real Teatro de Retiro
Fechas: del 7 al 15 de octubre de 2023
Edad recomendada: a partir de 3 años
Duración aproximada: 55 min.
Basado en el cuento de Hans Christian Andersen
Una coproducción de Etcétera y el Centro Federico García Lorca
Música de Jordi Cornudella (1989)
Dirección de escena, diseño de escenografía, títeres y vídeo: Enrique Lanz
Dramaturgia: Yanisbel Victoria Martínez y Enrique Lanz
Iluminación: Lía Alves
Figurinista: Laura León
Intérpretes: Cristina Colmenero, Leo Lanz, Christine Mackenzie y Yanisbel Martínez
Músicos del Murtra Ensemble:
Violín: Andrea Talavero
Viola: Bernat Bofarull
Clarinete: Carlos Caballero
Fagot: Antonio Abad López
Piano: Bernat Sánchez
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