Sara Barquilla Guerrero
Yllana ha conseguido convertirse en un sinónimo de carcajada, de diversión garantizada. Más de 30 años de trayectoria profesional y la producción de una cuarentena de espectáculos, entre los que hay títulos paradigmáticos como 666, Brokers, Zoo o Trash! avalan el sobrenombre de “reyes del humor”. Por eso mismo, por recordar los mejores momentos de sus múltiples creaciones, nace el espectáculo presentado en el teatro Amaya, del que solo darán 9 pases: Lo Mejor de Yllana. Ante un título así surge la pregunta necesaria: ¿Qué puede ser lo mejor? ¿Cómo se pueden medir los mejores momentos entre tantos espectáculos?
Lo Mejor de Yllana es una sucesión de una decena de sketches, independientes entre sí, a cuyo término el público se deshace en aplausos. Tales escenas tienen un mínimo de dos personajes y contienen las fases fundamentales de la narración: una presentación de la situación y los personajes (todos los sketches presentados tienen un inicio divertido per se), un nudo que estira más o menos los gags humorísticos que lo componen y un desenlace llamativo para culminar la escena por todo lo alto. Por lo tanto, aunque tales escenas pertenecen a obras completas, tienen significación por sí mismas y no necesitan mayor contextualización. Podríamos asimilarlas a sainetes del siglo XXI, porque aparecen referencias sociales con cierta caricaturización, como el “pijo”, el torero, el jugador de videojuego, y su objetivo fundamental es el entretenimiento del público asistente.
Yllana consigue las carcajadas del auditorio de una forma bastante sencilla y directa. En primer lugar porque sus espectáculos son muy visuales, ya sea en la gestualidad de los actores como en el atrezzo o la propia presentación de la escena. Prefieren la comunicación no verbal frente a la verbal, y esta es sustituida por las onomatopeyas o los sonidos elocuentes, aunque en algunas ocasiones se permiten lanzar mensajes que el público lee en sus labios sin ningún problema. Por otro lado, están los temas seleccionados para montar sus escenas, cuya caricatura resulta hilarante (aquí destaca la abundancia de personajes con un nivel económico elevado y una ética muy criticable). La variedad de los escenarios resulta también muy divertido por el contraste entre un sketch y el siguiente (reflejan un casino, el espacio exterior, una capilla, una piscina o la rama de un árbol, entre otros), así como el contraste dentro de las propias escenas (véase al torero frente a la Virgen) y la sorpresa (la aparición de los astronautas que flotan en el improvisado escenario sideral). En definitiva, una buena parte del humor deriva de lo inesperado y lo incoherente, pero no nos podemos olvidar de los elementos básicos de las escenas como son el equívoco, la torpeza o los ruiditos elocuentes. Algunas escenas incluso están emparentadas con el teatro de marionetas, donde el público ve cosas que el personaje no capta y eso resulta muy humorístico.
Un elemento importante del espectáculo es la participación del público, propiciado por algunas escenas. El clímax de estos momentos en el patio de butacas es genial y es una pena para el público de los anfiteatros, que sigue siendo público incluso en esos momentos.
Hay que destacar la labor del técnico de sonido pues el espectáculo introduce ruidos constantemente, cuya amplificación es otra fuente inagotable de diversión.
Para finalizar, no se puede dejar de nombrar a los artífices de todo esto, a los magos del humor que logran arrancar risas a diestro y siniestro. Fidel Fernández, Luis Cao, Juanfran Dorado y Jony Elías reciben unos merecidos aplausos al finalizar cada escena y su trabajo es valoradísimo por el público asistente, en agradecimiento por la felicidad obtenida.
No obstante, y a pesar de los momentos desternillantes, considero que lo mejor de Yllana, en mi opinión, es un espectáculo de principio a fin, con su narrativa y la conexión de las escenas a partir de un motivo. Lo Mejor de Yllana, como producto, recuerda a las recopilaciones de estribillos que elaboran las orquestas, que todo el mundo disfruta, pero que se queda corto cuando alguien quiere un poquito más de alguno de los fragmentos. Además, se echa en falta la presencia femenina en el escenario que quizá cuestionaría algunos aspectos excesivamente masculinos de ciertas escenas.
Finalizamos con un spoiler, pues habría que destacar la mejor escena, lo mejor de Lo Mejor de Yllana. Casi al final del espectáculo los cuatro intérpretes se convierten en gamers introduciéndose en un videojuego que es la propia sala de teatro, la entrada del mismo, la calle, el bar de al lado. Los actores se graban a sí mismos descubriendo el mundo real que es para ellos mundo virtual porque han salido del escenario, el contexto que los hace reales.
El pequeño espectador puede disfrutar tanto como el grande porque el humor de Yllana es muy visual. Sin embargo, algunos escenas aluden al consumo de sustancias o hacen referencias sexuales que no son precisamente recomendables para el público infantil.
Sara Barquilla Guerrero
DATOS TÉCNICOS:
Vista el 20 de julio de 2023 en el Teatro Amaya.
Idea Original y Dirección Artística: Yllana.
Intérpretes: Fidel Fernández, Luis Cao, Juanfran Dorado y Jony Elías.
Diseño de Iluminación: Miguel Ángel García Rosa.
Diseño de Sonido: Iván González.
Diseño de Vestuario: Gabriela Salaverri.
Ayudante de Vestuario: Alejandra Hernández.
Realización de Vestuario: Rafael Solís y Andrés Parra.
Realización de escafandras: Arte y Ficción.
Construcción de Atrezzo: Gonzalo Gatica.
Imágenes 3D: Javier de Prado.
Vídeo: Fabio Novo.
Técnico: David Cubells.
Diseño Gráfico y de lonas, escenografía: Daniel Vilaplana.
Foto: Julio Moya.
Comunicación y Prensa: Rosa Arroyo, María Crespo, Alicia Suela.
Producción: Mabel Caínzos, Ramón Sáez, Fran Álvarez, Isabel Sánchez.
Logística en gira: Mónica González.
Productor Ejecutivo: Marcos Ottone.
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