Por Sara Barquilla Guerrero

Que de noche lo mataron es un trepidante monólogo. Un hombre solo en el escenario, como la soledad que acompaña a don Alonso Manrique cuando regresa de Medina a Olmedo. Llamado el caballero de Olmedo, triunfa en las fiestas de Medina, aclamado socialmente y correspondido por doña Inés, su amada. Y aunque desee quedarse con ella, como buen hijo que es, decide regresar a su pueblo pues hace días que sus padres no tienen noticia de él. Las señales le son adversas, no debería viajar esa noche, no obstante él persiste, se enfrenta a un miedo que no es infundado y se aproxima poquito a poco a la tragedia. Don Rodrigo, pretendiente de doña Inés, siente celos del éxito de don Alonso y llevará a cabo su venganza.

Don Alonso Manrique, la gala de Medina, la flor de Olmedo, no viaja tan solo como él pueda creer. En otra dimensión temporal, cuatro siglos después, su historia se repite. Un joven como él, vecino de Olmedo, viaja a Medina para encontrarse con una mujer casada. Se encuentran cada noche a escondidas, en la casa de ella, cuando su marido se ausenta. La pasión le hace repetir las citas pero también tiene miedo de las represalias, del problema que se está buscando, así que cada trayecto es una locura emocional para este joven, llamado el caballero por los de Medina, a los que ya conoce desde joven, cuando iba a las fiestas del pueblo con sus amigos y se enfrentaban los bandas. Pero ahora él se está metiendo en aguas pantanosas, pisa inseguro el terreno que pisa y sabe que mantener viva esta pasión es firmar su lecho de muerte.

Ambos personajes viven una historia con muchas conexiones. Ambos viajan de Medina a Olmedo, aunque uno lo haga a caballo y el otro, en moto. Ambos están ligados emocionalmente con Medina, donde vive su amada. Ambos son perseguidos por un rival reconcomido por los celos y el deseo de venganza. Ambos van directos a la tragedia final, aunque el primero recorra leguas y el segundo, kilómetros. Ambos están solos.

No obstante, son personajes distintos: el caballero pintado por Lope viaja con la seguridad del que está seguro de sus actos, mientras que el caballero actual sabe que sus acciones pueden tener consecuencias y se debate interiormente, pero la pasión es más fuerte que su autocontrol y repite cada noche esta locura. A don Alonso, es el autocontrol el que le lleva a la tragedia, pues vuelve a casa a pesar de que la pasión le atraparía en Medina. Así que Alonso Manrique, a pesar de las señales, a pesar del miedo que como humano siente, sigue adelante pues el amor por doña Inés le da la fuerza necesaria para alimentar su valor. Por el contrario, el motorista vive un trayecto paranoico, ve señales por doquier, anticipa su propia tragedia pues es consciente de la complicación en que está metido.

Juan Cañas es el caballero de Olmedo de Lope y el caballero del Olmedo actual. Es uno pero consiga que veamos dos. Cuando se sitúa en el pasado, su voz declama el texto de Lope, paladea el verso, llena el escenario con un potente timbre; el personaje del presente es un macarrilla que se atropella hablando, que dice tacos, que expresa el miedo paranoide con movimientos compulsivos y una voz tensa. El trabajo actoral es verdaderamente una maravilla.

El contraste entre pasado y presente también se subraya con la iluminación (amarilla en el pasado, blanca de neón en el presente) y con la música. El caballero de Lope puntea su guitarra, canta el texto a un ritmo sosegado… Sin embargo, cada vez que hay un salto al presente, suena un “chunda-chunda” machacón que acompaña la metamorfosis de Juan Cañas, que transforma la forma de caminar, el tono de voz, incluso el gesto.

El espacio dramático está prácticamente desnudo. El actor dispone de dos sillas de largo respaldo que se convierten ora en moto, ora en caballo, ora en silla para sentarse; pero sobre todo sirven para generar un espacio simbólico, para darle sentido a ese vacío que realmente no necesita nada más porque el actor, por si solo, es capaz de llenarlo. No obstante, hay que destacar el uso de lo que hay y su versatilidad: la guitarra, que es el caballero de Lope, con sus cantares populares y su felicidad; las castañuelas, que también son piezas de la moto pero que generan ritmo con su repiqueteo; la capa de don Alonso, que es falda de doña Inés, pañuelo que cubre la cabeza de Fabia. ¿Acabo de nombrar varios personajes? Pues sí, no contento con hacer dos personajes en uno, Juan Cañas representa un entremés protagonizado por doña Inés, su padre, Fabia y Tello. Cambian las voces de cada cual y esa capa se coloca de distintas maneras según a quien corresponde hablar. ¿Un entremés dentro de una tragedia? Claro que sí, al estilo de los corrales de comedias que intercalaban obras cortas al final de cada una de las tres jornadas. Además, el tono humorístico del entremés sirve para destensar la tensión acumulada por ambos caballeros de Olmedo.

En cuanto al guion, el texto de Lope se mantiene pero no el orden. Los primeros parlamentos son del regreso de don Alonso; luego, a modo de flashbacks conocemos su historia en Medina y su relación con doña Inés; finalmente, vivimos los momentos últimos de la tragedia. Como ya se ha comentado, se van intercalando ambas historias, pero lo interesante es que se presenta al espectador como una cuenta atrás. Cada escena comienza anunciando al espectador en qué punto del camino se halla cada caballero. De este modo, el espectador controla el avance en la trama porque cada vez se acortan las leguas y quedan menos kilómetros.

Hay que destacar dos cuestiones del guion muy interesantes. La primera es la intertextualidad que trabaja la obra. En sí misma ya la tiene, pues se ve cómo la venganza que sufre el caballero de Olmedo puede situarse en el presente alterando solo algunas fichas del tablero. Pero además, el caballero actual había sido un gran lector y compara su periplo con Dante y con el mito de Hero y Leandro, quien nadaba para ver a su amada hasta que una vez se ahogó.

La segunda cuestión tiene que ver propiamente con El caballero de Olmedo de Lope. En la escena XVII del tercer acto, don Alonso oye una voz que canta la famosa coplilla “Que de noche lo mataron / al caballero, / la gala de Medina, / la flor de Olmedo”. Luego resulta ser un labrador que por allí pasaba. En la versión de Julieta Soria, esa voz que escucha el caballero de Olmedo es la del caballero actual. Aquí se produce una conexión entre las dos capas temporales y un guiño al espectador: ¿se pueden escuchar los dos personajes? Además, si alguien sabe lo que le va a suceder al personaje de Lope, ese es un personaje del futuro y buen lector.

Aunque este tipo de obras no parezcan dirigirse al pequeño espectador, considero que son muy aptas y adecuadas, especialmente para público adolescente. Es un acercamiento muy amable al clásico pues el texto en verso alternado con el lenguaje más actual lo hace más ligero y accesible. La contraposición de las dos historias, sus puntos coincidentes y sus contrastes, sirven para entender mejor la obra de Lope y el significado de la tragedia. Por último, se propone una reflexión sobre los sentimientos tan humanos y tan básicos que traspasan el peso de los siglos: el amor, la rabia, el miedo.

 

Por Sara Barquilla Guerrero

 

Vista el 6 de mayo de 2023 en Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa

Basada en El Caballero de Olmedo de Lope de Vega

Reparto: Motorista / Caballero de Olmedo – Juan Cañas

Ficha artística y técnica

Texto: Julieta Soria.

Dirección: Ainhoa Amestoy.

Escenografía y vestuario: Juan Sebastián Domínguez.

Iluminación: Estival Producciones y Juan Sebastián Domínguez.

Música y espacio sonoro: Juan Cañas (música en directo), sobre composiciones de Juan Cañas y Luis de Briceño.

Dirección técnica e iluminación: José Miguel Hueso.

Técnico de sonido: Ángel Colomé.

Producción técnica: Rotor Media.Asesoría técnica: Otto.

Realización de decorado: BalaNs Creations.

Realización de vestuario: Cornejo y Sol Curiel.

Fotografía y vídeo: Carmen Ballvé y Posovisual.

Diseño gráfico: Marta Ruifernández, TheRuifer brand.

Ayudantía de dirección: Giuseppe Orrù.

Auxiliares de producción: Carlos Andrés Pulido.

Producción: Alejandro de Juanes y Ainhoa Amestoy. Estival Producciones. www.estivalproducciones.com

 

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