Por Coral Gil y Lidia López Teijeiro
Pocas veces múltiples redactores de El Pequeño Espectador coinciden para el pase de un mismo espectáculo pero Loop, de Aracaladanza, no es un acontecimiento cualquiera. Hemos recogido aquí dos visiones diferentes de las sesiones del día 5 de Febrero enlos Teatros del Canal, que seguro os resultarán esclarecedoras y os animarán a acudir al teatro a ver esta obra cuando tengáis ocasión.
Coral Gil
Tanto nos ha hecho disfrutar Aracaladanza en sus anteriores propuestas que desde que hace unos meses anunciaron que estaban amasando un nuevo espectáculo, llevábamos puesta la cara del emoticono ese de los ojos convertidos en estrellitas.
No sabíamos nada de Loop, excepto que se estrenaría en la Sala Roja de los Teatros del Canal, justo en el mismo sitio donde les disfrutamos la primera vez, bueno y la segunda, la tercera… sí, somos fans, no se puede no serlo, decidlo vosotros, que si sois seguidores de El Pequeño Espectador, también les habréis visto ya alguna vez y si no, no sabemos a qué estáis esperando.
Así es que mientras un pez gordote y rosado nos miraba desde el escenario, pensábamos que no podíamos creernos que ya estuviésemos allí, a punto de presenciar otro de esos trabajazos de esta compañía que tantos y tantos premios bien merecidos ha cosechado ya, entre ellos Max y Fetén y que a tantos y a tantos espectadores ha encandilado, no solo en nuestro país sino por medio mundo.
No se puede hablar de danza contemporánea destinada a un público familiar sin hablar de Aracaladanza. No es fácil y se necesita mucho talento y una energía especial para hacer vibrar lo mismo a un niño de 5 años que a uno de 99.
Y cuando hablamos de talento no solo nos referimos al que los seis bailarines de esta compañía derrochan cuando nos regalan, en forma de movimiento, la poesía, la alegría, la emoción, la ternura, el humor ¡Ay! Mira que siempre está presente el buen rollo en sus espectáculos pero es que en este, nos han arrancado auténticas carcajadas, que francamente, en los tiempos que corren andamos muy necesitados de ellas. Gracias infinitas por ese regalo.
Pero el talento en esta compañía, como decíamos no solo se deja ver en estos seis magníficos artistas, sino también en esa dirección cuya sensibilidad y creatividad es capaz de parir estos momentos tan bellos. En los diseñadores de vestuario, de escena y atrezzo, que convierten los colores, los tejidos y los objetos en prolongaciones de las extremidades de los bailarines, o más allá, los convierten en personajes adicionales que narran, que bailan, flotan en el aire, que respiran, que viven y conviven en ese escenario. En los técnicos de sonido e iluminación, que hacen magia para subrayar en cada momento lo que ocurre en esa escena y es que de alguna manera ellos también son parte de esa coreografía haciendo que cada elemento entre y salga en su correcta intensidad, en el momento perfecto, acompañando la escena, bailando con ella. El trabajo de iluminación es definitivamente sublime.
Y es que la estética siempre ha desempeñado un papel clave en la identidad de las propuestas de Aracaladanza, en todas y cada una de ellas y los que somos especialmente sensibles a este aspecto, lo agradecemos y aplaudimos.
Loop nos atrapó desde el primer instante con ese pseudo final con el que todo daba comienzo, nos llevó al otro lado del telón donde vive una fantástica maquinaria que hace posible que un espectáculo nos saque de la vida real y nos sumerja en un mundo fantástico donde todo es posible. Nos enamoró toda aquella tramoya queriendo contar cosas, integrándose en el espectáculo simbióticamente, saliendo a escena a formar parte de la narración. El espectáculo tras el espectáculo, un autentico loop que no termina aquí sino que se perpetúa en todo lo que sucede tras nuestros aplausos, en los ojos de nuestras tres pequeñas espectadoras de entre 6 y casi 8 años, que no podían dejar de mirar al escenario aun sabiendo que ya nos teníamos que marchar de allí, en nuestras conversaciones posteriores, en nuestra memoria… Pero si han pasado dos días y aun estoy cantando el Funky Town
Ahora sí que hemos entrado en un loop.
Lidia López Teijeiro
De todos los lenguajes escénicos que transitan los escenarios infantiles y juveniles, la danza como protagonista parece siempre la apuesta arriesgada. Sobre todo cuando además las obras no siguen un eje vertebrador clásico, o se apoyan en alguna narración más convencional. A menudo es muy complejo mantener al espectador (y al pequeño espectador en especial) pegados al asiento una hora con total entrega, pero LOOP consigue que incluso los más pequeños se queden maravillados con esta propuesta durante casi todo el tiempo.
Aracaladanza es una compañía madrileña muy reconocida y consolidada con más de dos décadas a sus espaldas de trabajo. Su solvencia en el escenario, su dinamismo, así lo corroboran desde que la obra da comienzo y las expectativas sobre una pieza de calidad se cumplen enseguida. Además de traer una obra donde comienzo y final se fusionan de forma muy original, abordar la cara B del espectáculo, lo que pasa detrás de la caída del telón, conecta con la curiosidad del público rápidamente y abre una puerta entre lo real y lo fantástico.
En cada uno de los diferentes movimientos o escenas de que se compone Loop, se van sucediendo diferentes combinaciones de movimientos, ritmo, proyecciones, objetos del día a día… Poco a poco la sorpresa y el ritmo de algunas partes se va apoderando del patio de butacas de una forma casi hipnótica y vamos dando cohesión y dialogando con los actores en los elementos que reconocemos, como los diferentes guiños de comicidad repartidos a lo largo de todo el espectáculo, o los gestos e ideas que nos recuerdan a las pistas circenses. Sobre todo, LOOP destaca por envolver nuestros sentidos y acunarlos: es placentero de ver, tranquilizador, como si nos estuviese meciendo pero con una buena inyección de energía.
Sobre el vestuario, hay que decir que son diseños sencillos pero muy llamativos y versátiles, con algunos cambios de atuendo sorprendentemente rápidos. Llaman la atención los trajes brillantes y los contrastes entre colores oscuros y fluorescentes. La escenografía no es especialmente recargada (casi todos montable y desmontable y algunas proyecciones breves) pero se explora y hace aflorar de forma sorprendente las posibilidades que ofrece un escenario y caja de grandes dimensiones como es la Sala Roja (32 metros de altura por 17 metros de ancho).
En su conjunto, Loop es una obra que hará las delicias tanto a paladares exigentes como a espectadores de primeras veces, y deja muy buen sabor de boca. No es de extrañar que la función de las 17:00 estuviese tan concurrida y con un público de edades tan variadas. Quizá, como nota final, y aunque en términos de contenidos es inmaculada, enmarcarla como para todos los públicos no tiene muy en cuenta que algunos de los espectadores más jóvenes (3-4 años) después de media hora se veían un poco más inquietos por momentos, pero es verdad que casi todos los niños y niñas seguían la obra con gran expectación. De 6 años en adelante creo que sí sería una apuesta segura.
Por Lidia López Teijeiro
DATOS TÉCNICOS:
Vista el 5 de febrero en la Sala Roja – Teatros del Canal (MADRID)
Duración: 55 min (aprox.)
Género: Danza contemporánea
Idea y dirección: Enrique Cabrera
Reparto: Carolina Arija, Jorge Brea, Raquel de la Plaza, Jonatan de Luis y Jimena Trueba
Bailarín cover: Aleix Rodríguez
Composición musical: Luis Miguel Cobo
Diseño de espacio escénico y vestuario: Elisa Sanz (AAPEE)
Diseño de iluminación: Pedro Yagüe (AAI)
Diseño de videoescena: Álvaro Luna (AAI)
Diseño y realización de atrezo: Ricardo Vergne (AAPEE)
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