Por Juan Sánchez Gómez
Un sábado más vuelvo a recorrer la Gran Vía rumbo a Mi Primer Festival, pero esta vez algo ha cambiado en el ambiente. Lo observo en la prisa de la gente, en los escaparates colmados de renos y Papás Noeles, en el alumbrado navideño que ya adorna las calles. Una ciudad en la que es Navidad con un mes de antelación. Parece que se nos queda corto que las fiestas tan solo duren dos semanas. Me resulta paradójico estar cruzando todo ese simulacro prenavideño para ir a ver un festival de cortos, donde lo que prima es la brevedad, la capacidad de contar una historia potente en el menor tiempo posible, de dibujar unos personajes con los que empatizar en segundos.
¿Adelantarán también la Navidad en los países de los nueve cortos que nos trae Mi Primer Festival? Y esta pregunta no es un mero recurso estilístico, sino que lo que se desprende de estos nueve cortometrajes es que, a pesar de producirse en países tan lejanos como Suiza Rusia, Noruega o Australia, todos comparten elementos o temáticas, demostrando que la inocencia es algo universal.
Quizá lo más evidente es la presencia del oso como protagonista en la gran mayoría de los cortos. En Pequeño Lobo Gris: Viajeros de otoño (Natalia Malykhina, 2020), el oso juega a imaginar con otros animales del bosque que una rama de un árbol es un avión que puede llevarlos a las tierras cálidas donde emigran los pájaros. Malykhina nos habla del poder de la imaginación en el juego, que no tiene fronteras. En cambio, el oso de El oso que se tragó una mosca (Pacale Hecquet, 2020), se sumerge en una historia encadenada en la que termina por engullir a todos los animales del bosque solo por acabar con un pequeño problema. También hay osos en Bemol (Oana Lacroix, 2021), pero esta vez ayudan a un pajarillo a que no pase frío y pueda seguir cantando para mantener la armonía en el bosque. Por último, Manta (Marina Moshkova, 2020), nos muestra una pareja de osos que, como el ratón de campo y el de ciudad, son antitéticos: uno es un oso polar, malhumorado por el frío del Polo Norte, el otro es un oso pardo, que demostrará a su amigo que no vale la pena estar siempre enfadado. Los osos del Minimatch +2 se muestran en su reverso cariñoso y cálido, recuperando la tradición de los cuentos orales en las que solían enseñar lecciones de bondad y humanidad a los protagonistas, esta vez transmutados en pequeños espectadores dentro de una sala de cine.
Con animales y lecciones continuamos, pues también es destacable la presencia del mundo animal en este festival de cortos. Una fauna que colabora entre sí, como la castor y el tejón de La extraordinaria historia de Bruna (Anna Solanas y Marc Riba, 2021), que se ayudan a reconocer sus cualidades para volver a casa; pero también instructiva, como el pájaro de Patouille y las semillas de paracaídas (Mélody Boulissiere, Clémentine Campos e Inès Bernard Espina, 2021), que nos da una hermosa lección sobre los dientes de león. Por último, bajamos a las profundidades marinas para conocer al animal que más risas robó de los pequeños espectadores: un pulpo. Pero no un pulpo cualquiera, el pulpo de Tinta (Joost Van Den Bosch y Erik Verkerk, 2020) tiene obsesión por la limpieza, buscando tener su acuario lo más reluciente posible, y entra en crisis cuando un niño mancha de helado su cristalera.
Y dejo para el final el que fue mi corto favorito, Banco (Rich Webber, 2020), el primero de la sesión. En solo un minuto y medio hace que las risas de los pequeños espectadores se conviertan en una mueca congelada, enseñándonos que a veces la vida puede ser injusta y que los buenos no siempre triunfan.
El Minimatch de animación +2 nos demuestra que, como pequeños espectadores, podemos vivir con intensidad historias que se cuentan en menos de diez minutos. Ya sea en stop motion o en claymation, con diálogo o sin diálogo, todos los cortometrajes que propone Mi primer festival se disfrutan. Porque, como se suele decir: lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Por Juan Sánchez Gómez
DATOS TÉCNICOS:
Vista el 20 de noviembre de 2021 en el Palacio de la Prensa (Plaza del Callao, 4)
Exhibición de los cortometrajes
- Banco (Rich Webber, 2020)
- Patouille y las semillas de paracaídas (Mélody Boulissiere, Clémentine Campos e Inès Bernard Espina, 2021)
- La extraordinaria historia de Bruna (Anna Solanas y Marc Riba, 2021)
- ¡Señales! (Philip Watts, 2021)
- El Pequeño Lobo Gris: Viajeros de otoño (Natalia Malykhina, 2020)
- El oso que se tragó una mosca (Pascale Hecquet, 2020)
- Bemol (Oana Lacroix, 2021)
- Tinta (Joost Van Den Bosch y Erik Verkerk, 2020)
- Manta (Marina Moshkova, 2020)
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