Por Eva Llergo
Chispeante, audaz, agitadora, sarcástica y payasa, muy payasa. Eugenia Manzanera en estado puro. Toda nervio, toda pasión por transmitir en todos los sentidos ya sea narrando, cantando o interpretando. Y aquí, en OCARAOCRUZ, además sexy. Sí, sexy, en su justo punto de provocación, siempre elegante y velada. Lo que pide un cabaret…
Pues… ¿qué es OCARAOCRUZ? Manzanera, siempre dispuesta a contar e inventar neologismos nos regala un oxímoron con este espectáculo unipersonal. OCARAOCRUZ es el tercer lado de la moneda. Ni cara ni cruz… ni todo lo contrario. El destino, lo imprevisible o lo azaroso de la vida se miran en este espectáculo interdisciplinar en el espejo de los cuentos que son, ¡claro que sí!, parte de la propia vida y tan inesperados y caprichosos como ella misma.
Eugenia Manzanera juega a contarnos y recontarnos algunos clásicos como ejemplo de este azar. ¿Qué pasó entre el lobo y Caperucita? ¡Pues depende de en qué siglo te fijes en la historia, de la versión de la región que se te cuente o del humor del narrador que te la traslade ese día!. ¿Y son unas más válidas que otras? ¡Claro que no! Como una serie de universos paralelos, con infinitas versiones de nosotros mismos, los cuentos de tradición oral también existen, sobreexisten y lo más importante, ¡resisten todavía hoy en las narraciones! Y nos siguen encandilando aunque lo hayamos oído mil veces porque siempre hay un matiz nuevo que añadir a la historia, siempre una pieza nueva que incluir en el puzle.
Así pues, Eugenia Manzanera y Magda Labarda, como tándem en perfecto entendimiento, reinventan los clásicos y, quizás lo más especial del espectáculo, la manera de contárnoslos. Mil y una. Como hace mucho tiempo ya lo hizo Sherezade con el sultán tan fan de los cuentos: que si me llama mi amiga por teléfono y de paso te dejo caer una versión oral antiquísima de Caperucita; que si le damos una vuelta de tuerca a la esencia de la Bella durmiente y lo convertimos en un alegato en contra de las agresiones sexuales, que si te hecho las cartas, y ¡voilá!, sale por arte de magia de ahí dentro la mismísima Blancanieves.
Todo a través del arte de contar; con una narración que significa tanto en su parte de texto como en la de gesto y en la que, como antes, se mezclaba la narración con la canción. Y es que de eso también sabe Manzanera que adereza con su buena voz el espectáculo y nos regala, perfectamente hilvanados en él, algunos greatest hits de toda la vida como «Sabor a ti», «La vida es una tombola», «Tú me acostumbraste», etc. para potenciar aún más el aire de cabaret.
En escena, como el partenarie de Manzanera, la mesa teatrillo tras la que se parapeta en alguno de los cuentos y de las que saca mil y un cachivaches con la misma gracilidad que un mago. La narradora transforma ante nuestros ojos por arte de birlibirloque (ya saben, ese truco llamado «imaginación») un dedal en una criada, una piedra en una terrible ogresa, o una ficha de ajedrez en un rey de cuento.
Aparte del teatrillo, apenas un puf-baúl con ruedas, una alfombra con forma de abanico y una iluminación magníficamente jugada acompañan en escena a Manzanera. Y sin embargo, a pesar de la magnitud del escenario, ¡la escena parece tan llena! Nos basta, como nos bastaba antaño, tener delante una buena narradora que nos comunica, como una pitonisa, con nuestro pasado y con nuestro presente y, por qué no, con nuestro futuro. Que nos recuerda la inmortalidad de los cuentos tradicionales y la potencia de sus mensajes a pesar del paso de los años. Que nos subraya que son como la vida, impredecibles y, por eso, deliciosos.
No había pequeños ni jóvenes espectadores en la sala, porque el espectáculo se presentaba para adultos. Pero conozco a más de un joven espectador que habría encontrado muy estimulante tanto el humor, con su punto justo de procacidad, como las implicaciones de las historias y su manera de anclarlas al tiempo real. Y es que, no hace tanto, estas historias se contaban sin distinción de edades, al amor de la lumbre. ¿Nos contagiaremos con su poder los espectadores de todas las edades y las seguiremos contando? ¿Sí? ¿No? ¡Quién sabe! ¿Que les parece si lo echamos… a OCARAOCRUZ?
Por Eva Llergo
DATOS TÉCNICOS
DIRECCIÓN: Magda Labarga
INTERPRETACIÓN: Eugenia Manzanera
DRAMATURGIA: Eugenia Manzanera/Magda Labarga
VESTUARIO, ESCENOGRAFÍA, ATREZZO: Lupe Estévez
DISEÑO DE LUCES: Óscar López
VERSIONES DE CANCIONES Y PIANO: Laura Nadal
CONSTRUCCIÓN DE MESA-TEATRILLO: Manolo Pellicer
FOTOS Y VÍDEO: Gerardo Yllera
ENTRENADOR VOCAL: Fernando García Vocal-Coach 2.0.
Comentarios recientes