Por Eva Llergo

Jean Pierre el pirata es, como todos los pirata, muy malo, pero que muy malo… ¡el más malo de los 7 mares! Aunque su maldad sea paródica y casi toda pose, un día se le va de las manos y tira por la borda al último marinero que le quedaba en su barco, el tritón escarlata. A partir de ese momento, la soledad hace aflorar los remordimientos y se plantea la disyuntiva que va a configurar el argumento de la obra, ¿vale la pena ser malo?

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El planteamiento de la obra es, pues, fundamentalmente moral; lo que podría haber dejado esta propuesta en uno más de esos productos que superponen el mensaje a la propia creación artística. Sin embargo, en nuestra opinión, el acierto de la Factoría Urogallo es apostar por un desarrollo no de alambicados juicios morales, sino por una sencillez clownesca, a menudo, surrealista (¡ojo, que todo el embrollo se resuelve con una piruleta!, ¿no es magnífico?)

Sin lugar a dudas, el punto más fuerte del montaje es la escenografía y los títeres que dan vida a Jean Pierre, el pulpo Hugo, el marinero Montoya, etc. Todas ellas elaboradas con materiales reciclados y objetos de la vida cotidiana: perchas, coladores, aceiteras, cucharas de cocina, etc.  Sin embargo, la potencialidad de los títeres no le resta ni un ápice de fuerza a las capacidades actorales de los dos intérpretes. Cada personaje tenía una gestualidad y una sonoridad completamente distintas, hasta crearnos la ilusión de ver una escena repleta de actores gracias al mágico trabajo de solo dos.

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El mimo de cada escena, corporal y textual, trasluce la búsqueda y el refinamiento de la comicidad en cada detalle, aunque en algunas ocasiones se tense un tanto la cuerda restándole algo de ritmo a la propuesta. Otro detalle a tener en cuenta son las constantes interacciones con los pequeños espectadores, dejando patente la complicidad, el buen hacer y el rodaje que llevan los actores con el montaje.

Mi pequeña espectadora de 6 años salió encantada con la propuesta y con el detalle de que los actores le dejaran acercarse a las marionetas e interactuar con ellas tras la representación. Ahora, bien, como niña del siglo XXI que es me hace notar que la obra no pasaría el test de Bechdel… No hay ni un solo personaje femenino en ella. Es cierto, que el mundo pirata siempre ha rezumado testosterona pero, ¿por qué no cambiar las cosas? Ahí están Grace O’Malley, Anne Bonny o Marie Read para servir de inspiración.

Por Eva Llergo

DATOS TÉCNICOS:

Actores – Paco Santa Bárbara ; David Cortijo

Dirección – Paco Santa Bárbara

Dramaturgia – David Cortijo, Paco Santa Bárbara

Escenografía – Paco Santa Bárbara

Iluminación – Miguel Ángel Quirós

Producción – Factoría Urogallo

Distribución – Los Sueños de Fausto, S.L.

Duración: 55 minutos

Vista en el auditorio de Chapinería (Madrid) el 4 de enero de 2020.