Por Eva Llergo

Hace años que seguimos de cerca a Eugenia Manzanera y sus espectáculos infantiles. Y le debemos mucho: nos cambió la percepción del tiempo con su Caracoles, nos despertó todos los sentidos (¡hasta el sexto!) con su Historias con Candela, y, definitivamente, nos cautivó con su comprensión y expresión del mundo infantil en sus primeros años y su filosofía de lo corporal (y extracorporal) en CorporeOh! En todas ellas había un nexo común y era el uso del folclore como lenguaje de expresión artística, como conexión con esos primeros momentos vitales en los que la vida se nos traduce y cobra sentido a golpe de retahíla.

Cuando llegamos a la función de Retahilando iba pensando en qué habría basado está vez su «más difícil todavía». Y lo que vi me dejó atónita. En Retahilando Manzanera va un paso más allá: convierte la reivindicación y defensa de folclore en el punto central de su espectáculo. Retahilando es es sí misma una retahíla de retahílas (para los neófitos: las retahílas son todas aquellas expresiones infantiles de la literatura popular oral que se repiten en los juegos y en las relaciones cotidianas de los niños; los expertos las llaman «juguetes orales rítmicos»).

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Con la milimétrica arquitectura que caracteriza los espectáculos de Eugenia Manzanera, asistimos a todo un despliegue de referencias cruzadas de canciones, cuentos, mitos, personajes, poemas de tradición oral y popular. Hay mucha investigación detrás de este espectáculo (como ella misma confirma al final) pero ante nuestros ojos, como siempre, todo fluye como si estuviera improvisando. Retahilando es, pues, ante todo una brillante, fresca y vital reivindicación de la innegable necesidad del folclore en nuestras vidas que cae ante nosotros como una cascada que nos cala hasta los huesos. No en vano, me contaba Eugenia al acabar, el público le agradece por cantar canciones que no ha cantado durante el espectáculo… De tal forma conectamos con nuestras raíces, con esos poemas y canciones que nos acompañan durante los primeros años que cuando entra uno por nuestros oídos, ¡los oímos todos!

Pero, como decimos, la aparente naturalidad y sencillez de Retahilando se construye con mucho trabajo. Con la sensibilidad y la profesión de Manzanera metamorfoseando una y otra vez su cuerpo y su voz para que tengamos la impresión de ver y oír a decenas de personajes sobre el escenario; con la magia y el talento del músico Iovis Fernández (responsable de la atmósfera del espectáculo); con los objetos polivalentes que cobran vida ante nuestros ojos (esa Tarara rodillera, esa vaca del rey, esa costurera Sis-Sas y todos los hilos que cuentan vidas e historias).

retahilando1 (1)Confieso que, está vez, para mí es difícil ver el espectáculo con otros ojos distintos a los de profesora de literatura infantil. Unos ojos agradecidos y emocionados, porque lo que yo defiendo con mucho más prosaísmo (aunque con parejo entusiasmo) en 30 clases de Literatura para niños en las facultades de Educación, Manzanera y Iovis nos lo ofrecen concentrado como experiencia visual, auditiva, plástica, en tan solo 55 minutos. Retahilando es, como decimos, una retahíla de retahílas, un cuento de cuentos de nunca acabar, una fusión perfectamente «reahílada» del folclore y la literatura popular y popularizada de ayer y de hoy que tiene como objetivo convencernos, embaucarnos, enamorarnos (si no «reenamorarnos») de algo que nos ha pertenecido siempre y siempre nos pertenecerá: nuestro folclore.

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Huelga decir que mis pequeños espectadores no tenían que rescatar nada del fondo de su memoria. Ellos todavía conviven con el folclore en su día a día y por eso disfrutaron quizás de un modo menos nostálgico del desfile de personajes y cuentos. Pero eso es algo habitual también de los espectáculos de Eugenia Manzanera: el trabajo a distintos planos según la edad del público. Para los pequeños espectadores Retahilando fue más bien la constatación de un hecho innegable: el folclore es universal y atemporal, habla todas las lenguas y lenguajes y conquista todos los corazones. Por eso los mayores se lo repetimos tanto. Y por eso, estoy segura, ellos también lo repetirán.

Por Eva Llergo

DATOS TÉCNICOS

  • Idioma: español
  • Género: teatro y música
  • Edad recomendada: a partir de 4 años
  • Duración aprox: 55 minutos
  • AUTORÍA: Eugenia Manzanera
    DIRECCIÓN: Eugenia Manzanera y Magdalena Labarga
    INTÉRPRETES: Eugenia Manzanera y Iovis Fernández
    DISEÑO DE VESTUARIO: Melanera
    DISEÑO DE ATTREZZO: Melanera
    CREACIÓN MUSICAL: Iovis Fernández
    DIRECCIÓN MUSICAL: Iovis Fernández
    DISEÑO DE ILUMINACIÓN: La compañía
    DISEÑO DE SONIDO: Iovis Fernández
    DISEÑO GRÁFICO: Marta Guijarro/Sue

 

 

 

 

 

 

 

  • Domingo 26 de marzo – 18.00h (público general)