Por Violeta Cobo Rodríguez

 

¿Cuando eras pequeño te dijeron que no alguna vez? A la mayoría, nuestros padres nos marcaron límites desde muy pequeños. Sin embargo, a Mr. Bo cuando era pequeño no le educaron sus padres, sino que fue criado por tres mayordomos que cumplían todos sus caprichos.

 

Este es el eje principal en el que se centra la obra de teatro infantil Mr. Bo, de la compañía Marie de Jongh. Donde el protagonista es un señor mandón que tiene tres criados que temen su tiranía. Pero se pone a recordar su quinto cumpleaños, el día que cambió todo. Sus mayordomos le regalaron una caña de pescar y una radio. Todo iba bien al principio, pasando un tranquilo día de pesca. Hasta que el pequeño Bo decide romper la radio estropeando el feliz momento. Desde ese instante, nunca le dijeron que no a sus malas acciones, por lo que no tenía bien definidos los límites de lo que está bien y lo que está mal

 

 

Todo se presenta a través de una fusión de máscaras y clown por cuatro actores: Mr. Bo y sus tres criados. A pesar de no decir ni una palabra la puesta en escena fue espectacular. Los personajes consiguieron transmitir al público la historia únicamente a través de la expresión corporal. Ya que tampoco podían demostrar sus emociones, pues llevaban unas máscaras que les cubría toda la cara.

La escenografía era muy sencilla, ya que solo estaba compuesta por una mesa y una silla que se movían para delimitar espacios y representar distintos objetos.

Al igual que la iluminación, que facilitaba distinguir el presente del pasado. En los momentos en que la luz era más cálida representaba el presente, y cuando tornaba a tonalidades azuladas y frías quería indicar que eran hechos del pensado. Me parece una gran idea al no tener texto, puesto que solo con la iluminación guiaba al público través del tiempo.

 

 

Esta obra al estar destinada al publico infantil daba gusto ver la sala llena de pequeños espectadores que disfrutaron el espectáculo de principio a fin.

A mi pequeña espectadora, de cuatro años, le gustó mucho la obra y entendió el mensaje que se pretendía transmitir, por lo que es una obra perfecta para disfrutar en familia. Su parte favorita, sin duda, fue una vez terminada la obra. Pues los actores permitieron a los pequeños espectadores manipular y jugar con el atrezzo, lo que para ellos esa interacción con los elementos de la escenografía fue mágico. Aunque lo que más le llamó la atención fue que no dijeran ni una sola palabra. Y considero que al no hablar podían tener un mayor acercamiento a los pequeños espectadores, ya que la comunicación no verbal es una forma de expresión más primitiva puede acercarse a su forma de percibir el mundo.

 

Por Violeta Cobo Rodríguez 

 

DATOS:

Vista el 27 de diciembre de 2024 en el teatro Nave 10 de Matadero

Texto y dirección: Jokin Oregi

Intérpretes: Ana Martínez, Ana Meabe, Javier Renobales y Anduriña Zurutuza

Diseño de escénico y vestuario: Ikerne Giménez

Producción: Marie de Jongh

Diseño de iluminación: Edu Berja 

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