Sara Barquilla Guerrero

El Festival Iberoamericano del Siglo de Oro, también llamado Clásicos en Alcalá, inaugura su XXIII edición con este gran clásico de Calderón de la Barca, bajo la dirección de José Luis Alonso de Santos y producida por la Comunidad de Madrid para Teatros del Canal. Abrir un festival con una obra tan conocida y representativa de la época áurea es toda una declaración de intenciones para lo que el público puede ver en las próximas tres semanas. Lope de Vega, Ana Caro de Mallén o Miguel de Cervantes son algunos de los autores cuyas obras subirán a los distintos escenarios preparados para el festival, pero también se amplía la mirada clásica a Jorge Manrique, el Cantar de Mío Cid o Bécquer. De esta manera, se hace un homenaje a los y las grandes de las letras en castellano en distintos formatos, desde títeres, pasacalles o circo hasta talleres o música.

Si un festival de este calibre despierta expectación, debemos sumarle la representación elegida para abrir el cartel, El alcalde de Zalamea, un drama de honra con todos los ingredientes del teatro clásico como es el verso, la mezcla de humor y tragedia, el uso del aparte o los personajes estereotipados con su rol preestablecido.

La comedia parte de un hecho histórico, el paso de las tropas de Felipe II por Zalamea de la Serena en su camino a Portugal en 1580, así como documenta un suceso real: un capitán abusó de su posición y los villanos se tomaron la justicia por su mano. Siguiendo las obligaciones de la época, los soldados habían de recibir alojamiento y avituallamiento de los vecinos del pueblo que no podían negarse a este deber ciudadano para con su ejército. En la comedia, el capitán don Álvaro de Atayde va a hospedarse en la vivienda de Pedro Crespo, el villano protagonista de la obra, celoso de su honra que es, por extensión, la de toda la familia. El capitán se encapricha de la hija de Pedro Crespo y, con ayuda de algunos reclutas, la secuestra en mitad de la noche. La viola y abandona en mitad del bosque. Precisamente Pedro Crespo es nombrado alcalde de la localidad y aprovecha su bastón de mando para hacer justicia, matando por garrote vil al capitán. No obstante, no puede ejercer tal justicia frente a un superior como es el capitán, pero el rey que pasa por allí confirma la sentencia, ejerciendo su labor de ente supremo de esa sociedad sometida a una jerarquía rígida que solo él puede alterar, como es el caso que nos ocupa, si entiende que es lo justo.

Este es el argumento de la obra de Calderón y la representación se pliega al mismo plenamente, sin ningún guiño al mundo actual ni otros elementos que alteren la idea planteada por el dramaturgo. Es absolutamente fiel. No obstante, la puesta en escena comienza rompiendo la cuarta pared, pues los personajes salen desde el patio de butacas: es el batallón de don Álvaro de Atayde, con todo el bullicio de una multitud, ondeando banderas e intercambiando bromas a voz en grito. Una vez que se suben al escenario, la obra transcurre de forma clásica, con las entradas y salidas de los personajes por el foro o los laterales. En este sentido se trata de una representación sencilla de seguir pues ningún elemento rompe el ritmo o altera la ambientación.

Sin embargo, hay que llamar la atención sobre la escenografía que se adapta a los dos tipos de escenas: las que tienen lugar en el bosque o en Zalamea, concretamente frente a la vivienda de Pedro Crespo. Se han elaborado dos escenografías en una, pues el decorado de unas casas, con sus ventanas y puertas, se desencaja en algunas partes resultando entonces los troncos y copas de los árboles de un bosque. La primera vez que se produce el movimiento del decorado es un momento mágico. Se ha producido una transformación completa del espacio escénico. Para reforzar el bosque, desde el peine descienden unos troncos que ocupan todo el escenario y, además de ambientar, sirven para que en las escenas de grupo los personajes se coloquen en distintas posiciones, pero también refuerza la soledad y vulnerabilidad de Isabel, cuando queda abandonada en el bosque.

Otro de los elementos fuerza de la representación es el sonido. Por un lado, estarían aquellos que ambientan, como los ladridos en mitad de la noche o las campanas. Por otro lado, se introduce música para reforzar el momento argumental, véase el tintineo espaciado que crea suspense cuando se produce el delito. Por último, destacan las voces de los actores cantando temas populares, que ganan en los momentos corales acompañándose además con instrumentos de cuerda.

En cuanto a la temática, esta versión de El alcalde de Zalamea pone el foco en el villano, Pedro Crespo, que defiende sin miedo su posición y se enfrenta a cualquiera, aunque tenga un rango superior, porque en los problemas de honra el único juez es Dios. Ese protagonismo del villano refuerza dos ideas que subyacen en la trama: la defensa necesaria de la dignidad de todas las personas y el enfrentamiento a las jerarquías, sobre todo cuando abusan de un poder que no les corresponde.

El pequeño espectador puede disfrutar perfectamente de este drama que se presenta llano y directo, sin elementos distractores del argumento que podrían suponer un guiño al espectador veterano, pero que para quien se inicia no siempre facilitan la comprensión de la trama. El verso fluye ligero, centrado en una narración compuesta por muchos personajes que, con sus entradas y salidas, hacen muy dinámica la representación de esta comedia calderoniana donde buenos y malos encuentran las consecuencias de sus actos.

Sara Barquilla Guerrero

 

DATOS TÉCNICOS

Vista en el Teatro Salón Cervantes el viernes 14 de junio de 2024

(Festival Iberoamericano del Siglo de Oro)

Reparto

Arturo Quejereta-Pedro Crespo

Daniel Albadalejo-Lope de Figueroa

Javier Lara-Don Álvaro

Adriana Ubani-Isabel

Jorge Basanta-Rebolledo

Isabel Rodes-Chispa

Andrés Picazo-Juan

Fran Cantos-Sargento / Miembro del Concejo

Pablo Gallego Boutou-Rey / Soldado /Campesino

Jorge Mayor-Escribano / Soldado

Carmela Lloret-Inés

Jose Fernández-Soldado / Campesino

Guillermo Calero-Soldado / Campesino

Daniel Saiz-Soldado / Campesino

Alberto Conde-Soldado / Campesino

Ficha artística y técnica

Autor: Calderón de la Barca

Dirección y versión: José Luis Alonso de Santos

Dirección adjunta: Daniel Alonso

Diseño de escenografía: Ricardo S. Cuerda

Diseño de iluminación: Felipe Ramos (AAI)

Vestuario: Elda Noriega (AAPEE)

Dirección musical y composición: Alberto Torres y Alberto Vela

Ayudante de dirección: Remedios Rodríguez

Ingeniero de sonido: Carlo González

Realización escenografía: Mambo Decorados

Realización garrote vil: Eva Ramón

Diseño gráfico: Eva Ramón

Fotografías: MarcosGpunto

Vídeo y teaser: Chicken Assemble Producciones

Regidor: Aitor Presa (ARE) / Pablo Garrido

Técnico de iluminación: Tomás Ezquerra

Maquinistas: Francisco Agudo/ Daniel Higuera

Sastra: Isabel Turga

Comunicación y prensa: María Díaz

Jefa de producción: Tanya Riesgo

Dirección de producción: Carmen García y Graciela Huesca

Producción ejecutiva y distribución: GG Producción Escénica

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