Por Sara Barquilla Guerrero

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”. Para nosotr@s, espectador@s de El sombrero de un poeta, es el primer verso que nos introduce en la obra presentada por la compañía Rateatro, un bello y elegante homenaje a Antonio Machado, poeta de la generación del 98. La Sala de Teatro Bululú presenta este entrañable espectáculo que aúna danza, música y, sobre todo, poesía.

Los versos de Machado nos cogen de la mano para hacer un viaje en el tiempo y transitar junto al poeta por aquellos momentos más representativos de su vida. Solo sus versos, no hay otro guion.

Los poemas se van entrelanzando y vamos conociendo cada pespunte de la vida del poeta sevillano, como su pasión por la escritura, su obsesión por el tema del tiempo o su capacidad para observar el paisaje castellano y mostrarlo en su plenitud.

Mi juventud, veinte años en tierras de Castilla”, donde se enamora y se despide, donde disfruta del paisaje castellano, recio, sencillo y bellísimo. No podía faltar la oda al viejo olmo centenario que quiere rebrotar a la ribera del Duero.

Recibí la flecha que me asignó Cupido”, gracias a la cual Antonio Machado vive sus dos grandes amores. La actriz Tamara Rosado es primero Leonor y luego Guiomar. La dramatización y el acertado vestuario captan a la perfección el amor puro, inocente y desgarrador vivido en Soria, así como la posterior relación madura con Pilar de Valderrama.

Me encontrarás a bordo, ligero de equipaje” al igual que la propuesta de Rateatro, que utiliza los mínimos recursos para revivir al poeta. Algunos, completamente representativos, como el icónico sombrero o el reloj que refleja su permanente reflexión por el paso del tiempo. Otros, de tipo dramático, como el bastón que representa la vejez del poeta o los dos cubos blancos, como las casas andaluzas, y que sirven de cajones flamencos, percutiendo al ritmo de las Soledades, al ritmo de su corazón.

Adoro la hermosura y en la moderna estética”. La propuesta teatral intercala la danza contemporánea entre los poemas, “golpe a golpe, verso a verso”. Los movimientos suaves o bruscos, pero siempre poéticos, son el vaivén de las olas que nos acercan y alejan de la vida del poeta. Las tres voces que hay en escena igualmente cantan los poemas, como hizo Joan Manuel Serrat, sin más acompañamiento que la percusión flamenca, también guiño a su amor a la cultura popular.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina”, por eso no duda Machado en utilizar sus versos para cuestionar la situación política de la España del primer tercio del siglo XX. Llegamos a su última etapa creativa. La poesía de Machado se carga de compromiso político, sus versos se encienden de crítica social por el devenir de un país hostigado por el fascismo. Y se recuerda un acontecimiento que encogió el corazón del mundo entero porque, como dice Machado, ni “el pelotón de verdugos osó mirarle a la cara”. Nos referimos al asesinado de Federico García Lorca, que refleja la barbarie iniciada el verano de 1936.

Para reflejar la ligazón entre ambos poetas, se declaman unos versos de Mariana Pineda, de Lorca, que reflejan el amor de Machado por su país y el desgarro que siente ante la sucesión de acontecimientos. Y aunque no quiere abandonar su tierra querida, no le quedará otro remedio que marchar al exilio junto a su anciana madre.

El pequeño espectador no estaba en sala el día de la representación. Sin embargo, el público joven de 15 o 16 años habría disfrutado de la obra. Se trata de una propuesta muy adecuada para introducirse en la poesía española del siglo XX y, en particular, para conocer la vida de Antonio Machado a partir de sus propios versos. La ternura que se desprende del recitado de los poemas no podría dejar indiferente a ningún espectador.

La nave que nunca ha de tornar” encuentra a Antonio Machado en Colliure. Nos despedimos del poeta, no sin antes devolverle el interrogante: “¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo?”.

Por Sara Barquilla Guerrero

 

 

DATOS TÉCNICOS:

Vista el 19 de enero de 2023 en la Sala de Teatro Bululú.

Elenco de actores: Nono Gándara, Tamara Rosado y Pablo Ríos.

Compañía: Rateatro.

Dirección: Pedro Entrena.

Autoría: Antonio Machado.

Dramaturgia: Pedro Entrena.

Escenografía: Nono Gándara, Tamara Rosado y Pablo Ríos.

Coreografía: Roberto Granero.

Duración: 60 minutos.

Recomendación: a partir de 12 años.

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