Por Marta Larragueta
Seguimos disfrutando del aterrizaje de Teatralia en Madrid y esta vez le toca el turno a la Sala Cuarta Pared que había programado A Caminhada dos Elefantes en el maravilloso espacio que tienen cerca de Embajadores.
La representación comienza con el escenario a oscuras, levemente iluminado tan solo en el lugar que ocupa Miguel Fragata bajo una de las cabañas de tul que hay diseminadas. Tras un juego inicial con luces y sombras en el que numerosas figuras humanas van apareciendo y desapareciendo, el actor parece decidirse por una en concreto, la de Lawrence Anthony, y comienza a contárnosla.
Se trata de la vida de un ecologista y conservacionista que lideró la reserva de Thula Thula, en Zululand (Sudáfrica). El intérprete va construyendo poco a poco el espacio natural en un lateral del tablado, presentando muñecos de cebras, antílopes, rinocerontes, cocodrilos y elefantes. Estos son los últimos en aparecer y los que mayor peso narrativo van a tener. Precisamente porque es a través de la manada de elefantes y de su relación con Lawrence como la obra decide plantear una conversación ciertamente compleja en torno a la muerte.
El espectáculo se compone de varios enfoques. En ocasiones el intérprete habla directamente con el público, con gran desparpajo y estableciendo una complicidad y un juego muy apreciado por los pequeños espectadores. En esos momentos, se desarrolla la mayor parte de la narración de los hechos: la llegada de los elefantes a la reserva y sus reticencias iniciales, el vínculo que poco a poco se establece entre ellos y los humanos (especialmente con Lawrence Anthony), el crecimiento de la manada y el crecimiento de la familia del ecologista y, como no podía ser de otro modo, también la muerte.
Complementariamente, esta historia marco se va intercalando con reflexiones que tienen lugar en las cabañas de tul situadas en la parte más alejada del espacio escénico. Estos momentos tienen una carga poética mucho más marcada y se desarrollan muchas veces sin palabras, a través de gestos, sonidos, luces y sombras. En mi opinión, habría sido más fácil apreciar ese simbolismo si el público hubiese estado algo más cerca, puesto que en ocasiones era un poco difícil comprender qué estaba queriendo mostrar el actor.
A Caminhada dos Elefantes decide hacer frente a una conversación nada fácil y muchas veces soterrada por el miedo a la reacción infantil y, sobre todo, por el miedo a ese miedo, en palabras del propio Miguel Fragata. La compañía Formiga Atómica decide poner sobre la mesa preguntas incómodas pero necesarias y lo hace combinando seriedad y humor, realidad y ficción.
Por Marta Larragueta
DATOS TÉCNICOS:
Vista en la Sala Cuarta Pared el 6 de marzo de 2021
Autoría: Inês Barahona
Traducción: Fernando Renjifo
Dirección e interpretación: Miguel Fragata
Escenografía: Maria João Castelo
Creación musical: Fernando Mota
Diseño de iluminación: José Álvaro Correia
Dirección técnica: Pedro Machado
Producción: Formiga Atómica
GÉNERO: teatro de objetos
EDAD RECOMENDADA: a partir de 6 años
DURACIÓN APROXIMADA: 50 minutos
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