Por Bruno García Tardón

En un literal e inminente estado de alarma acudimos a la convocatoria que el Ayuntamiento de Rivas, en su innegable interés y preocupación por la cultura y las artes escénicas, promovió una vez más el domingo 25 de octubre de 2020. No por frecuente, el reconocimiento y agradecimiento debe tener menor intensidad.

En el cartel, YOLO, producción que venía con varios premios a sus espaldas y que se estrenó, en el escenario, con varios pares de botas que se revelaban en la penumbra. Tantos como los que el elenco necesitó calzarse y dar comienzo a una deliciosa percusión. Al ritmo, una organización en el espacio y tiempo excelente, combinando trayectorias, niveles y diferentes elementos que nos hicieron vibrar en las butacas. Los pequeños espectadores empezaban a removerse, queriendo levantarse de los asientos y bailar. ¡Cómo no!

En los setenta minutos aproximados de circo hubo acrobacias, malabares, técnicas aéreas, humor y música, mucha música. Ha de catalogarse el espectáculo como circense, sin duda, si bien la música en vivo y en directo está presente en cada momento. Desde el inicio y hasta el final. Mención especial y en esta faceta musical merece en nuestra opinión Raquel Molano; brillante. A pesar de que nuestra butaca estaba algo alejada de las tablas, se pudo contemplar el esplendor de su expresión y alegría, que se transmitía en cada número y, por ende, pieza musical.

Esta mención especial no puede ni debe desmerecer el trabajo de todos los artistas. Resultaba evidente el rodaje con el que venía la obra, en las puestas en escena, en las transiciones y en los cierres. De hecho, en el cierre final fue la música la que nos obligó a cesar los aplausos, pues el reconocimiento del público, si ha de medirse por la intensidad y duración de los aplausos, fue altísimo.

Resultó una sorpresa cada momento del espectáculo, en el que los malabares tuvieron una especial presencia en la segunda mitad del mismo, combinándolos con técnicas aéreas y un espectacular número de rueda Cyr, protagonizado por David Sessarego. En algún momento, Sessarego me hizo pensar qué sucedería si esta escena se realizase en la Compañía de un conocido circo con sede en Montreal. Por lo pronto, seguro que, en lugar de pagar 9 euros por la entrada, hubiéramos pagado bastante más. Pero algo tengo claro; la calidad no sería proporcional al incremente del precio. Un trabajo del más alto nivel; bravísimo.

En resumen y por tratar de concretar, que créanme no es fácil con todo lo visto y vivido, YOLO consigue que vivamos el momento con alegría y que salgamos del espectáculo con una sonrisa y en un figurado estado de alarma… y ¡asombro! Estos estados de asombro han de disfrutarse en un teatro, lejos (por fortuna) del Boletín Oficial del Estado.

Por Bruno García Tardón

DATOS TÉCNICOS:

Vista el 25 de octubre de 2020; 18:00h

Duración: 70 minutos.

Lugar: Auditorio Pilar Bardem. Calle de la Fundición s/n, Rivas-Vaciamadrid.

Ficha artística (datos obtenidos de la página web de la Compañía)

Producción: Teatre Escalante. Diputación de València

Dirección e idea original: Lucas Escobedo

Ayudante de dirección: Joan Cusó

Dirección y composición musical: Raquel Molano

Letras canciones: Raquel Molano, José Agustín Goytisolo, Gabriel Celaya y cantos de tradición

Intérpretes: Jana López, David Sessarego, Marta Sánchez, Iván G Torre, Pablo Meneu, Raquel Molano y Lucas Escobedo

Diseño de iluminación: Juanjo Llorens

Técnica de iluminación: Libe Aramburuzabala

Diseño de sonido: Eduardo Soriano

Técnico de sonido: Óscar Guzmán

Diseño de escenografía: Luis Crespo

Maquinista: Álvaro Villahoz

Rigger: Pablo Meneu

Diseño de vestuario: Amaya San Martín

Producción de creación: Producirk

Producción en gira: Compañía Lucas Escobedo