Por Eva Llergo

Siempre es un buena noticia la apertura (o reapertura, como en este caso) de un teatro. Por eso nos acercamos con mucha ilusión (y expectativas) ayer hasta el Teatro Galileo que, después de haber estado un año con su escenario vacío, volvió a abrir sus puertas el pasado diciembre. Los responsables de su reapertura son la empresa Teatros Luchana SL (que también gestionan los teatros homónimos), adjudicatarios del concurso que el ayuntamiento convocó para la gestión del Teatro Galileo por los próximos tres años.

Nuestras expectativas son altas porque la empresa afirma que  el objetivo es «acercar la dramaturgia contemporánea al público juvenil.» ¡Buen propósito para nuestro Pequeño espectador!

La obra que elegimos para formalizar nuestra inauguración de la reapertura es Música para el mundo mudo de Charlie Chaplin de la Asociación ReDoMi. Ya mientras esperábamos el comienzo del espectáculo, nos engatusó y predispuso que la habitual fría voz que nos avisa del «apaguen sus móviles» se transmutara aquí en una provocadora invitación a gritar, reír y bailar durante el show.

La propuesta conjuga sketches de las películas del mítico personaje Charlot con música y efectos sonoros en directo. Claro, estarán pensando, tomar a Chaplin como telón de fondo es caballo ganador. Nunca pasará de moda, ni en niños ni en adultos, la ternura y comicidad con la que el personaje se enfrenta a las adversidades. Nunca dejará de encandilarnos su mirada límpida, su bondad casi descerebrada y sus movimientos de rotunda elegancia descoordinada.

Charlie 3

Por otro lado, el protagonismo de los instrumentos es innegable, porque a pesar de su propuesta interdisciplinar (música, cine y teatro) el espectáculo es, sobre todo, una propuesta musical. Decenas de instrumentos se ponen a servicio de los derrapes, golpes, hipidos y traspiés de Charlot. Un caxixí, un coquirico, un charango se turnan en protagonismo con instrumentos más habituales como el contrabajo, el violín, el trombón, el violonchelo o la flauta para sonorizar el silencio de las películas de Charles Chaplin. El espectáculo no es solo una lección de virtuosísimo foley sino una verdadero concierto de música donde piezas más populares como la banda sonora de Rocky se entremezclan con otras más clásicas como La marcha de los enanos de Grieg.

Charlie 1

Sin embargo, a nuestro juicio, uno de los aspectos más meritorios es que los músicos responsables del espectáculo hayan querido dotarlo de una dimensión teatral aprovechando los interludios entre sketches para llenar con su presencia la escena y ofrecer también ellos, con su cuerpo y voz, alma al espectáculo. Que no sea la actuación su principal disciplina no le restó fuerza a sus intervenciones Es más, probablemente, tuvieron esa frescura y verdad que solo puede tener lo  novel. Magia, swing y hasta un duelo de arcos de instrumentos de viento al que el público pone los efectos sonoros, amenizaron los entreactos de Chaplin. Lástima que tras el último sketch de Charlot los músicos no recogieran y cerraran el espectáculo de nuevo con su presencia en escena. Después de habernos acompañado durante todo el recorrido se nos quedó un poco corto y frío el remate del espectáculo simplemente con el «The End» de la pantalla.

Charlie 2

A Música para el mundo mundo de Chalie Chaplin le auguramos un largo recorrido en teatros; un recorrido que seguro que hará crecer y redondeará algo que ya es de por sí una propuesta simpática, fresca y vital.

Por Eva Llergo

DATOS TÉCNICOS

Dramaturgia y dirección: ReDoMi (creación conjunta de la compañía)
Reparto: Fran Escribano, Fernando Leria, Marga Gutiérrez del Arroyo, Elisa Ortiz y Sara Muñoz.
Compañía: Asociación ReDoMi

Duración: 60 minutos

A partir de 4 años

Teatro Galileo

C/ Galileo, 39

Sábados a las 16:30 hasta el 14 de marzo de 2020