Por Estefanía Amatriain

Ultramarinos de Lucas, según ellos mismos afirman, es una compañía empeñada en hacer teatro sin prejuicios y con pasión, insistiendo en hacer lo que mejor saben, que es jugar.

Domingo 8 de diciembre, en la Casa Encendida, ¿próxima parada? A mi lado, de Ultramarinos de Lucas, un espectáculo para bebés a partir de un año. Entramos en la sala, nos sorprende el decorado del escenario: nada, absolutamente nada, excepto unos paneles blancos. Parece un cuadro que todavía no han pintado.

Miramos a nuestro alrededor, niños muy pequeños, acompañados de sus padres y de sus hermanos no tan pequeños que juegan con ellos mientras comienza la obra a adivinar por qué todo en el escenario es blanco. “Nunca hemos venido a un teatro en el que no hubiera nada, mamá” dice uno de los pequeños espectadores. La verdad, a nosotros también nos ha sorprendido. Continuamos mirando a lo largo de la sala, una madre explicándole a su hijo cómo comenzará la obra y cómo continuará, “se apagarán las luces, y dirá aquel señor que está ahí arriba: apaguen sus teléfonos móviles, el espectáculo va a continuar”. Y de repente algo nos llama la atención, el llanto de un bebé llorando pero… No hay ningún bebé en la sala que esté gimoteando entonces, ¿qué está pasando? El ruido continúa y va aumentando su volumen cada vez más, “¡mira mamá, ese señor va vestido entero de amarillo!” El pequeño espectador nos acababa de anunciar que la obra iba a empezar.

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Disminuyen los sollozos de bebé. Intuimos que era una forma de captar nuestra atención para dar comienzo a la obra, y observamos al “señor entero de amarillo”. Se dirige a los pequeños espectadores colocándose a su altura y mirándoles a los ojos. Les muestra un par de palos de madera que al chocar provocan una reacción en él, el único momento en el que le hemos escuchado hablar, más que figuras geométricas, parecen ser juguetes. De pronto entra en el escenario una mujer entera de verde, y comenzamos a entender por qué todo es blanco, porque son ellos los que van a pintar o a dibujar el escenario, en sentido figurado, ya que no necesitan pinturas ni lapiceros para hacerlo. Continúa el espectáculo y a medida que avanza nos muestran más figuras geométricas sobre las que se apoyan, se recuestan o incluso levantan, pero no encontramos ninguna interacción entre los dos personajes. Continúan mirando fijamente a los espectadores, suponemos que intentan invitarles a participar en el espectáculo, y aunque ellos no lo sepan, lo están consiguiendo.

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Prosigue la obra con el mismo curso que hasta ahora pero de repente algo nos llama la atención, acaban de sacar la primera forma geométrica con diseño curvo. Uno de los pequeños espectadores le comenta a su padre: “esta vez la forma ha cambiado, ¿crees que pasará algo distinto?” Y es pocos segundos después, mientras pensamos en lo que el pequeño espectador dice, cuando ocurre la primera interacción entre los actores. Desde ese momento, jugarán juntos con las figuras geométricas, se las intercambiarán, se mirarán, se pondrán uno al lado del otro, da la sensación de que en pasado de ser “yo” y “tú” a ser “nosotros”. Se mueven al ritmo de la música, cantan al tocar sus instrumentos de madera e incluso se miran entre ellos. La música de un piano comienza a sonar de forma más lenta y el sonido decrece, la luz se apaga poco a poco y… Fin del espectáculo.

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Los actores, Marta Hurtado y Juam Monedero, han sabido transmitirnos de una forma muy delicada las relaciones entre las personas: desconfianza al principio, contemplación, acercamiento y unión para terminar. Un espectáculo con gusto, un espectáculo sensible que nos ha transmitido al interior escenario simulando que éramos nosotros mismos los que estábamos dibujando y llenando de color esos paneles despejados que al principio estaban blancos.

Por Estefanía Amatriain

DATOS TÉCNICOS

Actriz: Marta Hurtado
Actor: Juam Monedero
Dirección escénica: Jorge Padín
Coreografía: Vicky Valdearcos
Dramaturgia: Juam de Lucas
Espacio sonoro: Elena Aranoa

Iluminación: Juan Berzal
Vestuario: Amparo Cámara
Escenografía: Ultramarinos de Lucas
Fotografía y vídeo: David Ruiz
Diseño gráfico: Isidro Ferrer

Duración: 30 minutos